En México, como en el mundo, cada año miles de niñas y mujeres son víctimas de violencia de todo tipo. Se estima que 7 de cada 10 mujeres experimentan violencia física o sexual en algún momento de su vida; por ejemplo, en México, al año, tomando cifras conservadoras, hay alrededor de 50 mil mujeres agredidas sexualmente. Y pocas, muy pocas veces, suele castigarse a los agresores. La impunidad exacerba la violencia que se comete contra las mujeres.
La violencia contra las mujeres es una violación flagrante de los derechos humanos que rompe familias y comunidades, además obstaculiza el desarrollo. Los abusos, la discriminación, la violencia emocional y física, así como los delitos sexuales y los asesinatos contra mujeres son cosa de todos los días en casi todos los estados, destacando entidades como Chihuahua, Nuevo León, Oaxaca y el estado de México, donde se rebasa la cifra de mil mujeres asesinadas por año.
En el marco del Día de San Valentín, que se celebra el 14 de febrero, deseamos hacer una reflexión y un recordatorio acerca de la importancia de promover, fomentar y mantener relaciones respetuosas y libres de violencia.
Para mucha gente, especialmente para los jóvenes, este día donde Cupido, los corazones y las listas de regalos inundan todos los medios y entornos, es necesario enfatizar que el AMOR debe vivirse SIN VIOLENCIA, para lo cual, las mujeres (principalmente las jóvenes) deben aprender a identificarla, así como las señales de alerta que muchas veces se confunden con signos de amor, preocupación o simples celos, cuando en realidad son las claras características de una relación violenta.
Por eso, a pesar de que hemos insistido en muchos artículos anteriores sobre la problemática de la violencia contra las mujeres (incluyendo la que se padece en el noviazgo), consideramos que esta ocasión es ideal para resaltar algunos conceptos, así como los riesgos que se corren al vivir en una relación violenta, pues se trata de un fenómeno que tiene enormes y graves consecuencias, no solo para las víctimas, sino también para sus hijos, su familia, el Estado, la sociedad y todos en general.
VIOLENCIA EN LAS PAREJAS:
La violencia en la pareja no es natural, se desarrolla en algunas relaciones, muchas, demasiadas, pero no en todas.
Las conductas violentas en las relaciones de pareja, generalmente, no son percibidas como violentas, ni por las víctimas ni por los agresores, porque se tiende a confundir el maltrato y las ofensas con el amor y el interés por la pareja.
En el noviazgo se pasa de la mera simpatía o del simple gustarse, a una nueva relación de mayor conocimiento y que a su vez debe estar inspirada por el espíritu de entrega, de comprensión, de respeto, de delicadeza.
La violencia disfrazada de amor es difícil de detectar (pero posible). Los signos de maltrato durante el noviazgo son desconocidos para gran parte de las mujeres, quienes los confunden con muestras de afecto de sus parejas, ya que sienten que es "el amor de su vida" , y en realidad están ocultando conductas controladoras .
¿Por qué sucede?, ¿Por qué algunas mujeres se vinculan con hombres que todo resuelven a golpes o que utilizan la palabra para herir? ¿Por qué en ellos la sexualidad parece ser para lastimar y ejercer el poder y no para expresar cariño?
Las causas son muchas y hay que saber reconocer las señales, ya que desde los primeros encuentros amistosos con miras a una relación, revelamos parte de nuestra personalidad. Si desde el noviazgo hay violencia, es mejor dejar la relación: los borrachos y los golpeadores se ponen peores con el tiempo.
Las mujeres, por entrenamiento cultural, mostramos nuestro lado más frágil cuando nos sentimos seguras y hablamos de nuestros miedos, de nuestro deseo de sentirnos protegidas, de nuestros fracasos, nuestros anhelos, entre otras cosas. Por el contrario, los hombres en general son de menos palabras que nosotras, (aunque no siempre), así que escuchan, conocen nuestro lado flaco y, la mayoría de la veces, no se muestran como en realidad son.
Por ejemplo, podría suceder que cuando conocemos a alguien, él cuenta cómo siendo un hombre maravilloso, buena onda y comprensivo, ha sido traicionado por una mala mujer, pero él solo espera encontrar a alguien que en verdad lo ame y lo entienda.
ATENCIÓN: Los hombres que desde novios son quejosos de otras mujeres, esperan lograr que, en un arranque de amor y abnegación, les juremos que nosotras no los vamos a dejar nunca, que los amaremos por encima de nosotras mismas y, sobre todo, que seremos leales
y fieles hasta la muerte.
Al poco tiempo viene la prueba de fuego. Él preguntará: "¿Me quieres?", seguida de: "¿Cuánto?" Estas preguntas no garantizan que él también nos diga el amor que siente por nosotras, algunos podrán ser sinceros, otros mentirán y algunos más nunca lo reconocerán. Una vez que contestemos las preguntas hechas por el "enamorado" (a las cuales con toda seguridad responderemos de forma afirmativa) procederá la famosa solicitud de la llamada "prueba de amor", es decir, tener relaciones sexuales porque él así lo quiere y lo necesita. (OJO: Si usa la fuerza física o te chantajea de alguna forma para lograr su objetivo, entonces se trata de una violación y debe denunciarse.)
Para convencerte, intentará usar diferentes estrategias: dirá que es una señal del gran amor que ambos se tienen, que solo contigo desea tener intimidad, que nadie lo había hecho sentir lo que tú le inspiras.... y usará todo tipo de ganchos en los que, muchas, hemos caido. De esta forma, debemos elegir entre una reunión agradable, ir al cine o simplemente hablar.... o acceder al "apapacho", porque el señor está querendón. Por supuesto, todo esto esconde la idea machista de "es cuando yo quiero".
En ocasiones, si la mujer no accede a la petición de su pareja de tener intimidad, lo que sigue puede ser la violencia, verbal o física, cimentándose así los futuros acuerdos de la pareja, donde se aceptan constantemente las prioridades de él, y pocas veces o nunca, las de ella. Y así nace una relación DISPAREJA y, sobre todo, violenta.
Cabe mencionar que cuando en una relación hay violencia y ellos hablan del tema con otros hombres, los acontecimientos son vistos desde una luz favorable a los puntos de vista de los que dicen: "perdí la paciencia", pero no mencionan los golpes. Un hombre violento reafirma su conducta, pues al no relatar los hechos, su amigo no lo sabe y por lo tanto no puede decirle que está mal lo que hace, por lo que el agresor sigue pensando que la culpa de todo es de la mujer con quien vive o de su mamá, sus hermanas o sus hijas, en fin, de otras mujeres, pero nunca será culpa de él mismo.
Muchos hombres suelen expresar: "Yo por las buenas soy muy bueno y si no me provocan no pasa nada" o "Si ella se porta bien, me atiende y me cumple, entonces yo estoy tranquilo". Un sujeto violento nunca admite su incapacidad de control, cree que eso no le corresponde a él, sino que traslada esa responsabilidad a las mujeres, quienes no deben hacerlo enojar.
El hombre violento, por lo general, muestra al mundo la cara de un hombre responsable, reservado y que responde con buen humor a una broma de algún compañero de la oficina, pero al llegar a su casa, descarga su furia, su frustración y su inseguridad en golpes y ofensas a la mujer con la que vive, aquella que por ser su pareja, debe aguantarle todo, según su criterio.
Se ha comprobado que los hombres violentos tratan de vincularse con mujeres que son educadas en un sistema tradicional, en aquellas que piensan que deben conservar la relación (sea como sea) por el bien de los hijos, que deben ver por el bienestar de la familia, que los hijos no deben crecer sin un padre, que sin el marido ellas no podrán salir adelante con sus hijos y en todas esas creencias y mitos que solo ayudan a someterlas aún más, tanto a ellas como a sus hijos, en un infierno. O bien, se vinculan con mujeres que son débiles, propensas a la codependencia o que padecen del Síndrome de Wendy (lo veremos en un post próximamente) .
Cuando el maltrato es muy notorio y la mujer que sufre no aguanta la relación algunas veces se decide por abandonarlo, y es entonces cuando él puede fingir un arrepentimiento exagerado, con amenazas de suicidio, o de quitarle los hijos, la acusa de adulterio o más; sospecha que alguien la está aconsejando, porque ella por sí misma no tomaría una decisión tan loca como abandonarlo a ÉL; alega que sí, que a veces tiene esos malos ratos, pero es de tanto que la quiere.
Esta farsa es representada de manera tan convincente que ambos pueden acabar por creer que es verdad , así que ella lo perdona y "olvida" (CICLO DE VIOLENCIA).
Si ella lo perdona y decide quedarse, el señor no quiere hablar más de separación, ni de lo que orilló a la mujer a querer abandonarlo, y mucho menos, quiere saber de arreglos para el cambio, lo que deja a la mujer sin desahogar su dolor y enojo.
Después de eso, él pretende que todo siga igual. Así inicia la reconciliación, la nueva luna de miel. Él se compromete a que si ella se porta bien, él se portará a la altura, pero en esas condiciones ¿qué es portarse bien? Puede ser tener relaciones sexuales cuándo y cómo él diga, que ella no le pida dinero y que haya comida de la que a él le gusta, aún si no se ha aparecido en 15 días. Como quién dice: No te fijes cómo vengo, da gracias que ya llegué.
Como vemos, es necesario ver las señales de alerta desde el principio. Sin embargo, muchas mujeres no sabemos poner un alto en los inicios de una relación violenta y el resultado es que, años después, la mujer asustada, humillada y doliente no encuentra eco en sus demandas de mayor diálogo y afecto, y teme lo que pueda ocurrir si habla.
Algunos hombres pueden darse cuenta de lo que significa una relación así, y posiblemente desean cambiar, pero no saben cómo, y las cosas se van deteriorando. Pero otros hombres nunca se dan cuenta de qué pasa y buscan la manera de herir en lo más profundo a la mujer y los hijos con los que viven. Pueden insultar mientras golpean, golpear sin hablar, amenazar sin motivo, abusar sexualmente de la compañera o de sus propias hijas o hijos, dejarlos sin dinero o robarle a ella lo que gana.
¿Por qué alguien aguanta esa situación? ...Es una pregunta difícil de contestar y, sin embargo, sucede.
Puede ser que existan mujeres a las que les guste tener un compañero que parece saber siempre lo que hace, pues eso les da seguridad; otras no pueden dejar a un hombre que dice quererlas tanto, que vive pendiente de ellas, que no las deja respirar de tan celoso que es. Pero también hay quien vive aterrada por la furia con que es golpeada, teme por su vida y no encuentra, entre amigos y familiares, a alguien que pueda darle protección y ayuda.
RELACIONES CON RESPETO
El amor significa cosas diferentes para cada quien, pero un aspecto es constante, la necesidad de lograr una vida segura y libre de violencia. El amor debe constituirse y desarrollarse en un marco de respeto e igualdad; las relaciones respetuosas deben ser equitativas y libres de violencia física, sexual, emocional y económica.
Una relación equitativa y amorosa permite repartir el peso de los problemas entre dos, así como se duplican las alegrías. La responsabilidad de mantener la relación es de ambos, donde el amor y el respeto nos otorguen tranquilidad, compañía y ayuda en el camino de la vida y, además, nos permitan acrecentar los momentos de felicidad.
No es fácil desarrollar una relación de respeto y equidad, y no porque no deseemos hacerlo, sino porque nuestra sociedad carga en las mujeres una serie de obligaciones emocionalmente desgastantes. Las obligaciones masculinas valorizadas son otras, que tienen que ver con la agresividad y la falta de expresión de las emociones.
La educación tradicional, sexista por definición, así como el machismo arraigado, son factores que dificultan la construcción de relaciones sanas, respetuosas, libres y equitativas.
En este orden de ideas, ser mujer es una especie de castigo divino, en el que tenemos una serie de obligaciones que no nos harán felices, pero que se supone sí harán felices a los que amamos, y con ello nos sentiremos buenas y santas, merecedoras de la adoración de los hijos y el esposo, que nos pondrán en un altar.
Bajo esta ideología, entendemos que no debemos buscar el agradecimiento, tan sólo la satisfacción moral de sabernos buenas y valiosas; que nuestra recompensa es en el otro mundo o en la felicidad de tener una familia "modelo". Eso es una fantasía; al contrario, las mujeres que se sacrifican y son abnegadas pierden toda posibilidad de pedir para si mismas respeto. Los mismos hijos por los que soportó una vida terrible, un cautiverio, difícilmente le guardarán respeto, la tratarán como una menor de edad y, seguramente, repetirán la violencia que aprendieron de su padre con su compañera.
Por otro lado, sus hijas correrán con la misma "suerte" que ella, pues será muy probable que en un futuro cercano se unan con hombres que les den la misma vida de encierro, aislamiento y abusos que su madre tuvo y de quien aprendieron su "abnegado" ejemplo.
Por eso hay que cuidar el inicio de la relación. Debemos poner límites, por ejemplo, en el caso de las mujeres que trabajan fuera de casa, deben dejar claro desde el inicio que es algo que les gusta hacer, y que desean seguir haciendo, pues nunca, ninguna mujer, debemos perder nuestro espacio ni nuestros sueños.
Ganar dinero es bueno para nuestra salud mental, aunque a veces estemos cansadas y nuestro trabajo no sea una maravilla. Además, al trabajar, evitaremos ser dependientes económicas de la pareja, aunque eso no exima de sus obligaciones y responsabilidades a la pareja. Al trabajar ambos, se debe hablar sobre qué se va a hacer con el dinero que cada quién gana y cómo se va a repartir, o bien, acordar la forma en que los gastos serán compartidos (una vez tú pagas la renta, la otra el gas y viceversa). Es una buena opción para evitar problemas futuros (aunque no es garantía, pero más vale hablarlo que dejarlo al tiempo).
Si a él le cuesta trabajo que ella tenga independencia, entonces es una señal que la mujer debe evaluar detenidamente.
Del mismo modo, dialogar sobre el trabajo de la casa a profundidad, sobre quién es responsable de hacer qué, y de qué quehaceres compartir, es indispensable para mantener una igualdad en el hogar.
Debemos dejar claro que estamos dispuestas a apoyar y a acompañar a la pareja en las situaciones y problemas que se presenten y que se nos apoye y se nos acompañe también, pero eso no significa que la mujer abandone sus actividades y oportunidades de desarrollo.... ¡!NO¡¡.
En una relación hay que dejar muy claro, que los espacios de decisiones de nuestra vida son nuestros, y si pedimos la opinión de nuestro compañero, es porque queremos oír a alguien interesado en nuestro bienestar, pero eso no quiere decir que vamos a seguir sus indicaciones al pie de la letra.
Si el compañero cree que nuestras expectativas deben centrarse en atender las necesidades que él tenga, debemos rápidamente despejar esa incógnita, decirle que no queremos renunciar a nuestras ambiciones, a nuestro sueldo, a nuestros sueños.
Cuando se trata de llegar a un acuerdo, y uno es el que ofende y el otro es el que aguanta o donde él tiende a enojarse y se muestra agresivo, aunque sea verbalmente, o bien, los enfrentamientos se vuelven bruscos y frecuentes, ya no se puede hablar porque el otro insulta y nosotras siempre tenemos la culpa, es hora de decidir que nuestra relación va camino a -o ya está en- la violencia física, social, verbal, psicológica o económica.
Hay que recordar que nadie tiene derecho a hacernos sentir mal, a golpearnos e insultarnos y menos en nombre del amor.
Si hemos detectado que vivimos en una relación violenta, debemos dejarlo; nosotras no tenemos que aceptar malos tratos...ni siquiera de palabra, ni de ninguna clase. Puede que la violencia que vivimos con nuestra pareja nunca llegue a los golpes, cuando alguien que queremos, con quien convivimos, no nos toma en cuenta en nuestros sentimientos, emociones o deseos, nos minimiza, nos controla, nos aisla o nos insulta, nos deja cicatrices muy dolorosas que, difícilmente, podremos curar.
Mientras el diálogo respetuoso sea posible, la relación puede ser considerada como sana para llegar a acuerdos. Entre los dos, con apoyo mutuo, respeto y comprensión, se puede lograr el desarrollo de la pareja y de la familia.
Es fundamental que reconozcamos el maltrato desde los primeros síntomas o indicios de control, y actuemos para salir del círculo de violencia que, posiblemente, comienza a rodearnos.
TIPOS DE VIOLENCIA
EMOCIONAL: Celos, posesividad, amenazas de muerte, chantajes, expresiones que nos hacen sentir culpables, inferiores o inseguros, que no valemos, que estamos locos; son formas de violencia emocional. Este tipo de violencia es muy peligrosa porque es muy común que sea INVISIBLE ya que cuando se experimenta pensamos que es “normal”; a veces hasta la apreciamos, sobre todo en sus primeras fases. Un ejemplo típico es cuando el varón pide repetidamente a la novia que no vaya a una reunión con sus amigas con el pretexto de que quiere pasar más tiempo con ella; otro es celar a la pareja o exigirle “pruebas de amor”.
FÍSICA: Patadas, empujones, pellizcos, jalón de pelos, golpes, cualquier tipo de contacto físico no deseado; este tipo de violencia puede llevar al HOMICIDIO.
SEXUAL: Presionar para ver fotografías o videos pornográficos, obligar a que use o a que no use un método anticonceptivo, burlarse de la respuesta sexual de la pareja, obligar a alguien a ser tocado, acariciado o a tener relaciones sexuales cuando no quiere.
ECONÓMICA: Cuando el dinero es la forma que se utiliza para chantajear, esconder el dinero del gasto, no ser sinceros con las cuentas que manejamos, quitar el dinero, obligar a la pareja a pedir dinero o hacer algo incómodo para que lo consiga.
INSTITUCIONAL: Cuando una institución que fue creada para brindar un beneficio social se niega a prestar sus servicios a una persona debido a su género, su nivel socioeconómico, su origen, su religión, a su preferencia sexual, o algún otro pretexto. También se considera violencia institucional cuando una autoridad revictimiza a la víctima de alguna agresión al no querer atenderla, presionarla para que no haga la denuncia, convencerla para que regrese con su marido o culparla por lo que le sucedió.
¿QUÉ PUEDO HACER?
Si estás comenzando una relación y él no ha dado muestras de control o agresividad, y por el contrario, se muestra abierto al diálogo y tú has sabido poner límites, entonces puede que esa relación no sea dañina....pero nunca te confíes, nunca dejes de mantente alerta.
Si estás en una relación donde has detectado varias señales de alerta, por favor...aléjate de inmediato del agresor!!!.
Si tu pareja llega a atacarte física o sexualmente, intenta proteger tu cuerpo y las partes más vulnerables como la cabeza y el abdomen....Grita, pide ayuda.
Y lo más importante, por favor, denuncialo y pide ayuda. Acude a un centro de salud, a un hospital, a un médico, a una agencia del MP y, de ser posible, acompáñate por una persona de tu confianza. Los expertos recomiendan no lavarse ni quitarse la ropa con la que fuiste atacada, pues posiblemente existan rastros del agresor.
Siempre trata de ponerte a salvo de la violencia, aunque lo ideal sería que NUNCA permitas llegar a esos extremos de violencia.
¿CÓMO PUEDO PREVENIR QUE ME SUCEDA?
Lamentablemente, todas las mujeres estamos expuestas a sufrir algún tipo de agresión. Las pocas estadísticas que existen destacan el gran número de mujeres que han padecido la violencia por parte de sus parejas o ex parejas.
Sin embargo, puedes tomar algunas medidas de prevención:
Quiérete, valórate y disfrútate plenamente a tí misma. No te conformes con el primero que te hable bonito. Debemos aprender a ser selectivas, a analizar los comportamientos de los varones que nos "enamoren" y a no tenerle miedo a la soledad.
Aprende a detectar las señales de alerta desde el principio. La prevención es una medida imprescindible, para lo cual, debes informarte, pedir orientación profesional si es que tienes dudas; nunca te aisles de tu familia ni de tus amistades, tampoco renuncies a tus sueños ni anheles ser el estereotipo de la "abnegada y enamorada mujercita".....Eres una mujer, fuerte, valiente e independiente, no cambies nada por nadie.
Pon límites y basa tus relaciones en el respeto y la equidad. Conoce tus derechos y averigua los lugares de ayuda que existen para casos de violencia....nunca sabrás cuándo necesitarlos, ya sea para tí o para alguna otra mujer cercana a tí.
MUJER:
Recuerda que el verdadero AMOR se vive y se disfruta SIN VIOLENCIA
https://www.facebook.com/crisalidaperenne10 |
Salir de una relación destructiva y dependiente no es fácil pero tampoco es imposible; tal vez implique enfrentarse a fuertes problemas económicos y emocionales, pero cada vez hay más grupos de apoyo; búscalos.
Nunca olvides que:
Quien de verdad nos ama, nos hará reír, jadear de placer, nos comprenderá y nos ayudará en los momentos que lo necesitemos casi sin pedirlo.....es decir, nos mostrará su amor de formas sanas y nos complementará, sin exigencias ni controles, pero NUNCA, por ningún motivo, nos hará llorar y, mucho menos, nos dañará de forma alguna.
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FUENTES: