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miércoles, 13 de julio de 2011

PIENSA EN TÍ: Evita el Síndrome del ama de casa



Millones de mujeres en el mundo se dedican a las labores del hogar, ardua e invisible profesión que entraña innumerables riesgos y, la mayoría de ellas, sufren el llamado "Síndrome del ama de casa", una serie de trastornos físicos y psíquicos que abarcan desde la migraña o la inapetencia sexual hasta la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), el alcoholismo, entre otros.

Ser ama de casa no es tarea fácil: Despertar a los niños, preparar el desayuno, vestir a los niños, llevarlos al colegio, pensar en la comida del día, limpiar, coser, comprar, planchar la ropa del marido y de los hijos, preparar la comida, barrer, sacudir, lavar, tender, acomodar la ropa, poner la mesa, recoger la mesa, lavar los platos, hacer la limpieza de la cocina, la limpieza del baño, cuidar las plantas, cambiar los focos, planificar los gastos, limpiar los cristales…

Todo esto son apenas unas pocas de las muchas tareas del ama de casa, la cual muchas veces hace demasiado, sin reconocimiento, y sin que ella misma disfrute del día como tanto merece.

La gente desconsiderada acostumbra decir: “¡qué suerte tienes de estar en la comodidad de tu casa!”, pero la realidad es que es un arduo y desgastante trabajo no reconocido, donde la rutina, la falta de agradecimiento y la desvalorización, suelen ser comunes. Poca o ninguna atención se le pone a lo que la mujer enfrenta, como los riesgos a su salud física y mental, entre los cuales, el más común es el “síndrome del ama de casa”.

A pesar de estos tiempos tan modernos, donde la cibernética está en pleno apogeo, cuando se supone que los derechos y oportunidades para hombres y mujeres son equitativos, a pesar de la revolución de la moda y estudios académicos, aún hay miles de mujeres dedicadas exclusivamente a las arduas, invisibles y poco reconocidas del ama de casa.

El cuidado del hogar, hijos, esposo y todo lo que conlleva el buen funcionamiento de un hogar, es una industria muy demandante que la mujer lleva sobre sus hombros, enfrenta gran cantidad de riesgos a los que se les pone poca o ninguna atención. La mujer dedicada al cuidado de su hogar enfrenta en si muchos retos; la disciplina y la educación de sus hijos es una de las principales, pero tampoco puede olvidarse de cumplir como mujer, para que su hombre esté satisfecho, o correrá el riesgo (pretexto masculino) de que él “busque en la calle, lo que no tiene en su casa”.

La mujer se siente frustrada y se exige a sí misma todavía más, pretendiendo ser perfecta en sus labores para ganarse el reconocimiento familiar o, simplemente, para sentirse realizada en algo. Todo ello la lleva a tener actitudes y conductas de excesivo perfeccionismo, aumentando su nivel de estrés.

Evidentemente no todas las situaciones son iguales y seguramente habrá amas de casa que se sienten valoradas y apoyadas en lo que hacen, pero también es cierto que la gran mayoría comparten muchas insatisfacciones.

El hombre está acostumbrado a pensar que trabajar fuera de casa es mucho más pesado e importante; motivo por el cual siente que después de trabajar ocho horas, tiene todo el derecho a ser atendido por la esposa, ya que después de todo, ella "se la pasó todo el día cómodamente en casa".

Desafortunadamente muchos están educados bajo estos preceptos y por ello les es tan difícil aceptar que quizás su trabajo no sea tan desgastante como el de ella; y sin embargo a quien se lo remuneran es a él.
Es por eso que para poder comprender en su justa dimensión esta realidad que viven muchas mujeres, se vuelve necesario, y hasta indispensable, el tener una mente abierta, objetiva y analítica; dejando de lado la eterna "guerra de sexos" así como el egocentrismo para mostrar un poco de empatía y entonces entender y compartir este problema con la pareja.

La idea que la mujer pudiera ser profesional y trabajar fuera de casa es algo que hasta tiempos recientes empezó a figurar en el diccionario de las familias modernas, aun así, la mujer siempre lleva la mayor parte de obligaciones, porque además de todo lo que conlleva el buen funcionamiento de una casa limpia e hijos bien cuidados, tiene también la obligación de cumplir con un horario laboral, porque al ser una de las partes contribuyentes y muchas veces la única, la obliga a dividirse en dos y se olvida de si misma siempre pensando en los demás y sin darse cuenta llega a la depresión.

Sus actividades implican graves riesgos, tanto físicos como psíquicos. El "síndrome del ama de casa" es el trastorno psicológico más común, y es, en su punto de partida, una síntesis de las cuatro situaciones depresivas por excelencia: la de la separación o pérdida de un ser querido, la del estrés crónico, la del aislamiento y la de la inestabilidad.

Las causas de la "enfermedad del ama de casa" radican en el tipo de trabajo que desempeñan: rutinario, desagradecido e infravalorado. Las tareas del hogar afectan el aparato locomotor; la actividad física recae, sobre todo, en huesos, músculos y articulaciones.

Durante las labores, realizan múltiples flexiones:  para recoger objetos, hacer camas, lavar, limpiar y tender la ropa, cargar a los hijos, así como infinitos levantamientos de peso son pruebas ineludibles para conseguir la licencia de ama de casa. La actividad del ama de casa repercute sobre todo en los huesos, músculos y articulaciones. Las articulaciones son agredidas una y otra vez (existen estudios que avalan que nos agachamos un promedio de 200 veces al día).

Tampoco hay que pasar por alto los peligros que se esconden en las casas, accidentes domésticos provocados por abrasivos limpiadores, por el fuego de la cocina o caídas. Las estadísticas demuestran que las amas de casa encabezan las listas en lo que a depresión, estrés, insomnio, artrosis y problemas vasculares se refiere.

PATOLOGÍAS DEL AMA DE CASA:
  • Alteraciones articulares: artritis, artrosis, lumbago, ciática. Están causadas por exceso de carga y movimientos incorrectos.
  • Fatiga, cansancio y estrés. Como consecuencia de la acumulación de trabajo a determinadas horas.
  • Depresión. Ante la falta de motivaciones, alicientes y estímulos.
  • Accidentes domésticos. Quemaduras, cortes, golpes...
  • Sobrepeso. Por la tendencia a comer entre horas, falta de ejercicio físico regular, sedentarismo...
  • Ansiedad. Temor a lo desconocido.
  • Disminución del apetito sexual. Como consecuencia del estrés, del cansancio, de la rutina.
  • Irritabilidad. Por las continuas frustraciones en los horarios y en los objetivos.
  • Cefaleas. Por alteraciones físicas o por estrés y cansancio.
  • Hipertensión arterial. Causada por los estados de estrés y sobrepeso
 CAUSAS PRINCIPALES:
  • Exceso de trabajo.
  • Sentimiento de rutina.
  • Falta de reconocimiento.
  • Falta de compensación.
  • Nivel de autoexigencia.
 PROBLEMAS COMUNES:
  • Deterioro del clima de convivencia.
  • Crisis de pareja.
  • Trastornos psicosomáticos.
  • Compensaciones perniciosas (comida, alcohol, fármacos).
Las amas de casa son víctimas propicias para las enfermedades depresivas. Las afectadas suman una proporción sensiblemente superior a la tasa depresiva existente en la población femenina general.

Aunque se tiende a confundir la depresión con la tristeza, en realidad no es así. El humor es como la temperatura: sube o baja. En cambio, la depresión es consecuencia de una idea, pensamiento o juicio negativo. Por ello, cuando alguien se siente deprimido debe tratar de identificar el pensamiento negro que provoca la depresión.

Evita las frases como:

 “A nadie le importo”
 “Mis amigas no se acuerdan de mi”
 “Nunca tengo dinero para comprarme nada”
 “Mi esposo me culpa por todo”
 “No soy buena para nada”
 “Hasta el perro es más importante que yo”

A continuación se describen algunas de las enfermedades que puede presentar una mujer en caso de padecer  el "Síndrome del ama de casa":

DEPRESIÓN:

Es necesario identificar los malos pensamientos que provocan la depresión, ignorarlos es resignarse y muchas veces los pensamientos mismos tienen la clave para la solución. Es muy importante reconocer cuando una mujer está cayendo en el “síndrome del ama de casa”. Los síntomas muchas veces son fáciles de reconocer y la atención inmediata podría salvarnos de una depresión profunda.



SÍNTOMAS:
  • Un estado de tristeza continua.
  • Sentirse ansiosa sin razón aparente.
  • Descuido físico.
  • Sensación de vació.
  • Sentimiento de culpa.
  • Sentirse inútil e incapaz.
  • Insomnio, o dormir excesivamente.
  • Incapacidad en la toma de decisiones.
  • Problemas de convivencia.
  • Crisis de pareja.
  • Trastornos en la salud física y mental.
  • Aumento de peso y hasta vicios.
  • Sentimientos de desesperanza y pesimismo
  • Sentimientos de culpa, inutilidad e incapacidad.
  • Pérdida de interés o de placer en pasatiempos y actividades que antes se disfrutaban, incluyendo el sexo.
  • Disminución de energía.
  • Inquietud e irritabilidad. 
  •  Ideas e intentos de suicidio
Todo esto podría llevar a la mujer ama de casa a riesgos de enfermedades físicas y mentales o a crisis familiares, muchas veces irreversibles.

RIESGOS DE LA DEPRESIÓN:
Después de las enfermedades reumáticas, la primera causa de discapacidad en los países desarrollados es la depresión.

Esta enfermedad provoca un índice alto de incapacidad laboral a corto plazo que cualquier otra enfermedad crónica, y para el año 2020 será la segunda causa de discapacidad en el mundo occidental.
Realmente, se adelantaría mucho en su tratamiento si se supiera encauzar correctamente cuando se asoman las primeras señales. Millones de personas que padecen depresión no reciben tratamiento, por lo que hay un enorme vacío de lo que se denomina depresión somatizada, o encubierta.

Todo puede darse como resultado de buscar cómo o con qué compensar sus carencias por medio de excesos de comer, consumo de alcohol y fármacos (pastillas para dolores inexistentes). Es necesario tomar conciencia y encontrar las causas para corregirlas. Las mujeres en su mayoría saben que el reconocimiento o conciencia familiar es poca o no existente, y mucho menos gratificada, porque todos dan por sentado que siempre hay “alguien” que cuida de los detalles para una familia feliz.

ANSIEDAD:

La ansiedad, por otra parte, produce un aumento de secreción de hormonas y sustancias como la adrenalina, que provocan cambios bruscos en la respiración, tensión muscular, alteraciones circulatorias, sofocos, sensación de falta de aire, falta de concentración y mareos. Así, los insomnes, víctimas de la ansiedad, son más propensos a sufrir depresión.

La ansiedad es una vivencia de temor a algo difuso, vago, inconcreto, indefinido que, a diferencia del miedo, tiene una referencia explícita. Se podría decir que el miedo es un temor a un objeto, mientras que la ansiedad es un temor impreciso carente de objeto exterior.


SEÑALES DE ANSIEDAD:
  • Inquietud interior (desasosiego, inseguridad)
  • Tensión motora (temblores, dolores musculares, espasmos, incapacidad para relajarse, tics, rostro constreñido)
  • Permanente estado de alerta (hipervigilancia).
  • Expectación negativa (preocupaciones, miedos, anticipación de desgracias para uno mismo y para los demás)
  • Irritabilidad, impaciencia, irascibilidad, estado de alteración.
  • Temor a la muerte, temor a la locura, temor a perder el control.
  • Quejas somáticas: palpitaciones, opresión precordial, sequedad de boca, hiper sudoración, dificultad respiratoria, pellizco gástrico, escalofríos, oleadas de calor y de frío, manos sudorosas, sensación de mareo o vértigo, colitis, micciones frecuentes.
Estas señales en muchas ocasiones no son reales sino que responden a una hipocondría, es decir, un cuadro clínico sin sintomatología clara, con malestares variados, sin especificar, pero con un deterioro notable de la salud física y mental. Es una forma de somatizar la insatisfacción personal y la soledad.

FACTORES QUE PUEDEN DESENCADENAR ANSIEDAD:
  • Estrés.
  • Exceso de preocupación por factores cotidianos.
  • Excesiva responsabilidad.
  • Baja autoestima.
  • Inseguridad, miedos y fobias.
  • Insatisfacción permanente.
  • Pensamientos negativos.
  • Falta de confianza en uno mismo.
  • Sentimientos de culpa.


ADICCIONES ASOCIADAS:

Además de las dolencias propias del ama de casa, su situación familiar, personal y social provoca que muchas mujeres recurran a las drogas y al juego para escapar de su hastiada vida cotidiana, cayendo en fuertes adicciones.

Muchas mujeres beben de forma continua en su casa, a causa de su insatisfacción personal y por el hecho de sentirse poco valoradas, ignoradas e invisibles. Suelen esconder su alcoholismo y solo cuando llegan a una crisis importante su familia se da cuenta de la situación.

Así mismo, está demostrado cuando la mujer se transforma en fumadora habitual, lo hace de forma compulsiva, generalmente con el fin de paliar otras necesidades. De igual modo, es frecuente el consumo de psicofármacos de forma compulsiva, para dormir y escaparse de su realidad, o ansiolíticos para animarse.

La ludopatía también es un problema frecuente entre este colectivo. Muchas amas de casa encuentran en el juego (bingo o maquinas tragaperras) la compensación a su frustración e insatisfacción.

SÍNDROME DEL NIDO VACÍO:


Es un trastorno muy común entre las amas de casa de una cierta edad. Así se describe la etapa, en la cual, la mujer que ha dedicado la vida a educar, y cuidar hijos, sin un proyecto propio de vida, sino dedicándose a los demás, y haciendo suyos los problemas de los demás.






TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC):

La obsesión por la limpieza y el orden es un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) que se materializa en el desarrollo de un conjunto de rituales y manías a la hora de hacer la limpieza o llevar a cabo las distintas tareas del hogar, acciones que son realizadas, por lo tanto, de un modo repetitivo en extremo.

Muchas amas de casa terminan por desarrollar este trastorno sin darse cuenta. Poco a poco, comienzan a dedicar cada vez más tiempo a la limpieza y todo lo que se relaciona con este aspecto, lo que les provoca un sentimiento de fuerte angustia y malestar. Estas sensaciones les llevan a limpiar y ordenar nueva y sucesivamente, porque con ello creen poder evadir el estado nervioso en que se encuentran inmersas. Con la materialización de esta acción repetitiva, consiguen un sentimiento de tranquilidad, pero solamente de carácter momentáneo, ya que, inmediatamente, cualquier signo de desorden o suciedad vuelve a ocasionarles la misma sensación experimentada momentos atrás.

Un proceso de estas características convierte a estas personas en esclavas de la limpieza y el orden. De modo paralelo y progresivo, los familiares se ven involucrados en el problema, viéndose afectada la convivencia en el entorno más próximo. En este sentido, es muy habitual que las personas afectadas acaben transformando sus casas en auténticos museos, con la inmediata consecuencia de que los miembros de la familia terminan por circunscribir sus actividades cotidianas a espacios como el garaje, ante la inquietud que suscita el uso de lugares más habituales, como la cocina o el comedor.

Todo ello acaba deteriorando las relaciones familiares, llegándose a producir casos de familiares que evitan estar en la casa o que, incluso, llegan a abandonarla.

CAUSAS DEL TOC:
Falta de afecto o posibles episodios de estrés, pero existen también muchos factores culturales que ayudan a desencadenar el problema. Así, por ejemplo, en el caso de las mujeres, parece claro que la educación tradicional, orientada hacia la limpieza y el mantenimiento del hogar, ha influido mucho en el desarrollo de este tipo de trastornos.

Parece evidente, por lo tanto, que el trastorno tiene un origen fundamentalmente cultural y de aprendizaje.


SÍNTOMAS DE ALERTA DEL TOC:
  • Persistencia de pensamientos repetitivos y de preocupaciones con claras sensaciones de inquietud y angustia, derivadas a su vez de las consecuencias catastróficas que estas personas prevén que se producirán al no consumarse determinados actos.
  • A pesar de ser consciente, en muchos casos, del carácter irracional de sus manías, el ama de casa con TOC no pueden evitar llevarlas a cabo, porque de este modo calman en primera instancia su angustia. A menudo, el hecho de resistirse a sus impulsos no hace más que agravar su obsesión.


CANSANCIO INEXPLICABLE (ASTENIA):

Todas las personas experimentan cansancio en algún momento del día. Es normal que una persona se sienta cansada después de un día de trabajo, una noche sin dormir, una actividad física intensa, durante un estado postoperatorio, o una convalecencia, a lo largo de un embarazo e incluso al cabo de una jornada cargada de tensiones y de nervios, especialmente en el ama de casa, que trabaja desde el despertar hasta que los hijos se van a dormir; para todas las mujeres, o para la mayoría, el buen funcionamiento de su hogar es primordial, el cuidado de sus hijos y de su esposo no es algo que se deje en segundo plano.

Sin embargo, el cansancio sin causas aparentes suele ser el signo de una anomalía física notoria. La sensación de cansancio es normal en la senectud, ya que en la vejez se produce un descenso progresivo de la capacidad o la resistencia física.

Un estado de cansancio permanente en una persona joven puede ser provocado por una dieta deficiente, carente de vitaminas, por una anemia o por un estado depresivo.

La aparición de cansancio injustificado y prolongado siempre debe ser consultada con el médico, ya que puede ser una de las primeras manifestaciones, y en algunas ocasiones la única, de una enfermedad subyacente.

Es necesario recordar que para lograr que todo esté en condiciones óptimas, la mujer debe estarlo primero que todos los demás, no podemos ofrecer lo que no tenemos, no podemos hacer felices a los nuestros, si nosotras no lo somos, no podemos hacer que los nuestros no caigan en una depresión si la mujer misma, no se cura del “síndrome del ama de casa”.

CAUSAS NORMALES DEL CANSANCIO:
  • Trabajo que requiere gran esfuerzo físico o mental.
  • Una noche sin dormir.
  • Ejercicio físico intenso.
  • Estado postoperatorio o de convalecencia.
  • El embarazo.
  • Un viaje largo.
  • Dieta insuficiente o inadecuada.
  • Tensiones emocionales.


RECOMENDACIONES:
Tratemos de pensar en nosotras mismas, buscando las soluciones en las que la beneficiada es y debe ser el ama de casa, teniendo siempre presente que si nosotras no lo hacemos por nosotras mismas, ¡nadie más lo hará!

La mujer ama de casa debería incorporar actividades que la hagan sentirse cómoda y satisfecha consigo misma, tratar de disminuir el trabajo de la casa, asignando actividades a los hijos que ya estén en edad de contribuir, aun en una mínima parte, evitar la auto exigencia, aceptar sus propios límites, revisar constantemente la autoestima y trabajar en ella.

 RECUERDA:
El síndrome del ama de casa se caracteriza por síntomas tanto físicos como psicológicos que deben detectarse a tiempo para ponerle freno. Si notas de forma repetida varias de las siguientes molestias es importante que acudas al médico y le expliques detalladamente tanto las molestias corporales como emocionales.

Si no se atacan en el momento oportuno, todas estas señales de alarma pueden afectar de forma negativa en tu relación de pareja o en la buena convivencia familiar. Es importante tratar de romper la rutina de vez en cuando.
  • Dolor de cabeza, agotamiento, estrés, tristeza, irritación.
  • Problemas articulares. Artritis, artrosis, lumbago, ciática.
  • Dolencias tristemente frecuentes en este colectivo, causadas por un exceso de carga y por movimientos incorrectos y repetitivos que castigan músculos, huesos y articulaciones.
  • Fatiga, cansancio y estrés. Como consecuencia de la acumulación del trabajo a determinadas horas. Esta situación de agotamiento altera el sueño, impide que descanses bien y provoca un círculo vicioso que todavía agudiza más el cansancio.
  • Aumento de la irritabilidad y el mal humor.
  • Accidentes domésticos. Quemaduras, cortes, golpes.
  • Cefaleas. Debidas al estrés o al cansancio que, sumado a la rutina, también disminuyen el apetito sexual.
El tratamiento acostumbra a ser complicado, al no existir en la mayoría de los casos, la voluntad de colaboración por parte de la paciente. Sin embargo, quienes deciden someterse a un tratamiento, son tratadas desde la terapia cognitiva, a través de la aplicación de técnicas de control de la ansiedad y la exposición a las compulsiones o rituales obsesivos. De este modo, se consigue retardar su aparición y romper con el círculo vicioso creado. También se enseñan a las pacientes técnicas de relajación y de reducción del estrés. Con este tratamiento, la mejora de la sintomatología suele conseguirse entre un 70% y un 95% de los casos.

PREVENCIÓN:

A nivel personal:
  • Toma de conciencia
  • Atribución de causas.
  • Regular el ritmo de trabajo, buscar ayuda o rebajar el nivel de autoexigencia.
  • Evitar hacer siempre las mismas cosas y a la misma hora. Incorporar autogratificaciones.
  • Concienciación familiar, aceptación de gratificaciones
  • Disminuir el trabajo, incorporar actividades alternativas gratificantes.
  • Aceptación de los propios límites. Regular el trabajo por debajo del nivel de saturación.
  • Revisar la autoestima y el autoconcepto.
  • Contrata ayuda
  • Dedícate un tiempo. Realiza algún ejercicio y cuida tu apariencia. No descuides tu imagen.
  • Camina contra el cansancio
  • Para todo hay tiempo: Hijos y amigos, cada uno en su sitio
A nivel familiar: 
  • Implícalos a todos
  • Reparte tareas
  • No hagas más de la cuenta
  • Rompe la rutina



PIENSA EN TI MISMA:
Lo más recomendable para tu bienestar es: ¡¡intenta trabajar fuera de casa!! Tal vez abandonaste el mercado laboral para criar a tus hijos y dedicarte al hogar, pero nunca es tarde para realizarte de forma personal, profesional y productiva fuera de tu hogar. Te servirá para tu autoestima, para adquirir seguridad en ti misma, para volverte autosuficiente e independiente, tanto a nivel económico como emocional. Te sentirás muy bien en una actividad remunerada, aunque sea por unas horas al día.

Expresa tus pensamientos o sentimientos, busca tiempo libre para realizar alguna labor que sea de tu agrado como leer, escribir, ejercitarte, bordar o estudiar; esas actividades pueden convertirse en un aliciente.




MUJER:
¡Es hora de valorarnos! 
Somos mujeres pensantes, fuertes, inteligentes, dignas  y capaces. 
Amas de casa o no, todas nos esforzamos y merecemos reconocimiento a nuestras labores: algún detalle, un gesto de agradecimiento o admiración hacia nuestro trabajo no cuesta mucho; nunca está de más y puede ayudarnos bastante.

El hecho de sentirnos comprendidas, valoradas, apoyadas y amadas, disminuye la frustración y la tensión; aumentando así la motivación y el entusiasmo para realizar las labores cotidianas.

Si cada uno de los miembros de la familia se percatara de los padecimientos que puede tener una mujer por el "simple" hecho de ser ama de casa, pensarían dos veces antes de ser desconsiderados o hacer un comentario despectivo a la labor que diariamente realizamos.

El "síndrome del ama de casa" existe y lo padecen infinidad de mujeres al rededor del mundo. Un simple abrazo, un beso, una rosa, un "gracias" o un "te quiero" podrían salvar el estado emocional de miles mujeres que viven entregadas a los demás, haciendo a un lado su propia persona...¡la más valiosa!

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