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lunes, 10 de enero de 2011

Hombres Manipuladores



Esta entrada va dedicada a todos aquellos hombres manipuladores que gustan de utilizar sus tácticas para alcanzar sus objetivos, siempre el de  someter y controlar a las mujeres.. ¿cuáles son sus características, qué técnicas emplean, cómo debemos reaccionar ante sujetos de esa clase, qué señales de alerta podemos observar?...en fin, trataré de explicar algunos rasgos psicológicos, tanto del manipulador como de las víctimas, así como algunas generalidades de la manipulación....

Sí, ya lo saben, siempre desde el punto de vista femenino, buscando opciones que nos ayuden a entender y mejorar nuestra vida, no de quien nos controla.

La manipulación hacia las mujeres:
Los hombres manipuladores,  irrumpen en la realidad de sus parejas, tratando de imponer su propia visión de la vida y pretendiendo determinar cómo deben percibir, sentir y actuar. Se valen del vínculo afectivo para la satisfacción de sus propias necesidades, sin tener en cuenta las de ellas.

La manipulación comienza, muchas veces, de una manera sutil, gradual, casi imperceptible, en la cual los manipuladores intentan imponer su deseo. Cuando este estilo resulta insuficiente, recurren a la descalificación, a la culpa, a la vergüenza y al miedo como principales instrumentos para la dominación. El silencio, la distorsión o la negación de una comunicación directa es uno de los instrumentos de aniquilamiento más y  mejor utilizados  por los manipuladores.


 La manipulación emocional es una de las prácticas más utilizadas en las batallas de pareja. De forma inconsciente o voluntaria se exige a otra persona que actúe según sus propios deseos o necesidades, utilizando los sentimientos como arma. Los celos, las amenazas directas o veladas, la exigencia, infundir sentimientos de culpa o incluso una actitud victimista, son algunas de las estrategias manipulatorias más utilizadas.

Los hombres manipuladores se caracterizan por parecer encantadores y sufridos, pero en realidad son personas peligrosas. Estos personajes usan el miedo, la obligación y el sentimiento de culpa para obligar a ceder.


Algunos especialistas lo denominan el "síndrome del titiritero", ya que el hombre ve a la mujer como una marioneta en sus manos y, si ésta no responde a los hilos invisibles que mueve, empieza con amenazas. Cuando intimida, quiere decir que si la otra persona no hace lo que él quiere, sufrirá.

A menudo no es fácil reconocer el chantaje o manipulación emocional.  La pareja, por ser un espacio donde están sumamente implicados los sentimientos y muchas decisiones, supone un terreno idóneo para que aparezca.

Cuando la manipulación es constante o insidiosa puede terminar desgastando y destruyendo a la pareja. Entonces de la unión no se derivan ganancias, sino pérdidas, o sólo se enriquece uno de sus miembros, mientras que el otro resulta cada vez más empobrecido. Reconocer este juego de dominación es la única manera de desactivarlo.

Detrás de la manipulación, por lo tanto, existe una búsqueda de poder y control ante la inseguridad que despierta la libertad de acción de la pareja Con diferentes estrategias se intenta tocar  sus puntos débiles para que en vez de que se deje llevar por sus propios deseos se ajuste a las necesidades de él. De este modo, el manipulador   siente que lleva las riendas de la relación y eso le aporta una agradable sensación de seguridad.

Lógicamente existen diferentes grados de manipulación emocional. Algunos chantajes son más transparentes e inofensivos, otros más graves. Algunos no implican apenas daño ni menoscabo para ella, mientras que otros pueden resultar muy destructivos.


 Ciertos individuos pueden llegar a tiranizar a la persona con la que conviven utilizando el desdén, la humillación, la crítica o la desvalorización. El abuso físico o verbal pueden ser manifestaciones extremas de manipulación, en los que el objetivo es anular la autoestima de las mujeres. Se intenta rebajar y degradarla  para sobresalir y compensar un gran sentimiento de inseguridad.

Es preciso recordar que la manipulación siempre es cosa de dos. Las luchas de poder sólo son posibles cuando hay dos bandos enfrentados e, igualmente, para que alguien se imponga en una relación es preciso que haya otra persona que lo acepte. En muchos casos se trata de un encaje de necesidades. Así como uno necesita dominar para sentirse más seguro, el otro acepta someterse como un modo de delegar responsabilidades o incluso de mantener la relación.

Técnicas de manipulación:
El chantaje emocional puede adoptar diferentes formas. La clave está en provocar una mezcla de miedo, obligación y culpa para que la pareja acabe sucumbiendo a las propias expectativas.

Para ello se pueden emplear estrategias tan diversas como:

El castigo:
Se amenaza, de manera directa o implícita, que si no se realiza lo que el manipulador desea habrá que atenerse a consecuencias negativas. Por ejemplo: “Si no vienes hoy conmigo, no esperes que mañana te acompañe”.

El autocastigo:
En este caso la amenaza va dirigida a dañarse a él mismo para hacer sentir culpable a la mujer. “Si tú no me quieres la vida no tiene sentido para mí, así que me abandonaré”.

Las promesas:
Se ofrecen promesas maravillosas a cambio de que se acate su voluntad, pero no siempre las cumplen. “Si sigues conmigo te prometo que cambiaré y que seremos felices”.

El silencio:
Supone una manera fría de mostrar enfado, en que la mujer siente que sólo si cede logrará mejorar el clima relacional.

Hacerse la víctima:
Es una exigencia disfrazada de sentimientos de lástima y culpabilidad. Como, por ejemplo: “Si no vienes a verme estaré todo el día solo”.

Dar para recibir:
En ocasiones dar u ofrecer cosas se utiliza para atar a la otra persona. “Dado que te ayudé ahora merezco algo a cambio”.

Culpabilizar:
Se utilizan reproches o comentarios críticos para que ella se sienta culpable y así corrija su actitud o su comportamiento.

Cómo detectar la manipulación:
El mensaje manipulador puede expresarse mediante palabras o actitudes, pero siempre es vivido con una sensación de amenaza o exigencia. Escuchar las propias sensaciones y sentimientos ante los mensajes que recibimos es una buena fórmula para detectar cuándo somos víctimas de un chantaje emocional.


Por lo general, la manipulación nos hace sentir que estamos en una situación que no tiene fácil salida. Si accedemos a la petición debemos renunciar a nuestros deseos o necesidades, mientras que si no lo hacemos aparecen sentimientos de culpabilidad o miedo a ser rechazados o a que la pareja controladora se enfade.

Es importante diferenciar una petición de una exigencia. Pedir implica dar libertad para elegir entre satisfacer o no la demanda y se tiene en cuenta a la otra persona. Mientras que al exigir no se da esta alternativa, y se ignoran los sentimientos y las necesidades de la pareja, es decir, de la mujer. Cuando ella  no cede a una exigencia puede obtener consecuencias negativas, como ser calificada de egoísta, interesada o insensible, o recibir algún tipo de castigo, como el enfado o una actitud despreciativa.

Detectar esta diferencia entre petición y exigencia nos informará de cuándo somos objeto de manipulaciones .

Manipulación a la vista.
¿Te amenaza con hacerte la vida difícil si no haces lo que él quiere? ¿Te advierte que acabará con la relación si no accedes a sus deseos? ¿Te da a entender que se hará daño o se deprimirá si no haces lo que él pretende? Estas promesas rara vez las cumplirá. Puede ser que te diga que eres una egoísta, mala, interesada, insensible o descuidada cuando no cedes a sus pretensiones y se deshace en alabanzas cuando cedes.
Los mensajes antídotos.
Si crees que no puedes soportar herir sus sentimientos, caerás en la trampa. Un arma poderosa es aplicar correctamente una frase corta, porque así acabarás con la creencia del manipulador de que no puedes soportar su presión.
Mantén la calma.
Cuando sientas que te hundes ante su presión, no tomes ninguna decisión, porque necesitas tiempo para pensar, fortalecerte y prepararte. Gana tiempo y calma tus nervios, diciéndole no puedo responderte ahora, necesito tiempo para pensar, no estoy dispuesta a tomar una decisión ahora mismo, hablaremos más tarde. Repíteselo si él te sigue presionando. Cuanto más profundo sea el problema, más tiempo necesitarás, así que hazle saber que como mínimo requieres 24 horas para decidir algo. Usa ese tiempo para reflexionar y decidir cómo defender tu decisión.
Medita antes de actuar.
Puedes acceder a su petición si después de analizarla compruebas que no te perjudica ni es una manipulación. Puedes acceder si lo que él te pide es una expresión de generosidad, parte del dar y recibir de una buena relación. Puedes acceder si llegas a un trato justo con el manipulador: esta vez accedo yo, pero la próxima accedes tú a algo similar.
Pon condiciones.
Puedes decir que sí a lo que él te solicita, pero sólo a algunas partes y con condiciones, llegando a un acuerdo. Di que sí a lo que puedes, a cambio de que él deje de presionarte.

¿Qué hacer ante un manipulador?
Para analizar objetivamente lo que él te pide y decidir si quieres acceder o no, debes responderte estas preguntas:
  • ¿En su exigencia hay algo que te incomoda?
  • ¿Qué parte de su reclamo te parece aceptable y cuál no?
  • ¿Lo que él quiere te hará daño a ti a otros?
  • ¿Su exigencia considera tus deseos y sentimientos?
  • ¿Hay algo en su solicitud que te haga sentir atemorizada, obligada o culpable?
  • ¿Qué representa él para ti?


Si te has esforzado por complacerlo, dejando a un lado tus principios y tu autoestima, entonces lo mejor es...¡salir huyendo!!.

Recuerda:

El manipulador parece encantador y sufrido, pero en realidad es peligroso. Usa el miedo, la obligación y el sentimiento de culpa para obligarte a ceder. Él te ve como una marioneta en sus manos y si no respondes a los hilos invisibles que mueve, empieza con sus amenazas. Sus intimidaciones significan: sufrirás si no te comportas como quiero. Por no doblegarte a sus deseos, el manipulador te hace sentir con remordimientos, temer las consecuencias y sentirte obligada a satisfacerlo.

Piénsalo bien, ¿vale la pena seguir al lado de un hombre que, difícilmente, cambiará?... La mejor decisión la tendrás tú, pero...¡¡piensa en tí primero!!.






 

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