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miércoles, 6 de abril de 2011

ATENCIÓN: 14 problemas más comunes en las parejas


Muchas parejas comienzan la vida en común prácticamente engañándose mutuamente (a veces de forma inconsciente). Es decir, él le hace ver a ella lo que él cree que a ella le gusta, y ella le muestra a él lo que piensa que él desea. Este trabalenguas es la clave, cuando la pareja se conoce y siente la "química" inicial. Cada uno hará todo lo que esté a su alcance por lograr profundizar la atracción y tratar de establecer una relación.

En esta primera etapa, cada uno intentará complacer al otro lo mejor que pueda. Por ejemplo, si él aprecia que a ella le gusta la música barroca, muy probablemente, aunque a él le fascine la salsa o el rock, aparentará que le encanta la música clásica y así sucesivamente. Ambos estarán "mintiéndose piadosamente" hasta lograr la mutua conquista. El problema radica en que cuando comienzan a vivir en pareja, se descubren como dos perfectos desconocidos en muchas áreas.


No tomamos conciencia de la importancia de establecer una vida en común. Cuando de establecer pareja se trata, a pesar de ser el acto más importante de nuestra vida, no leemos las instrucciones de cómo es el otro. Nos condenamos a fracasar o dejamos todo en manos del amor y del azar... ¡¡que la vida venga como venga!!.

Las parejas tienen que saber que deben establecer las "reglas de juego". Esta es la clave para cualquier relación... más allá de: "¡Con el amor basta y sobra!".

Con la convivencia, saltan a la vista distintos problemas con orígenes diversos. A continuación veremos 14 factores más frecuentes que pueden afectar una relación de pareja (existen muchos, pero solo mencionaré los más generales):


1) Diferencias sociales, culturales y de metas. Diferencias en educación, en objetivos, en intereses y en los hábitos cotidianos que, día a día, van generando una serie sucesiva de conflictos pequeños los cuales provocan, en un sinnúmero de casos, el desamor. Estas diferencias tienen mucho que ver con la relación de competencia y poder entre las partes. Es natural que cada uno de los miembros de la pareja tienda a dominar, en determinado aspecto, al otro, dependiendo de sus propias capacidades e intereses. Sin embargo, de una manera u otra, en cada pareja se establece un intento de liderazgo por cada uno. Lo normal y lo deseable es que se establezca un equilibrio. Por supuesto, a mayores diferencias, más precario será este equilibrio y las posibilidades de desavenencias aumentan.

2) El crecimiento de la familia. El advenimiento del embarazo genera, en algunos casos, disgustos y decepciones generalmente con el primer hijo, sobre todo, cuando el nuevo miembro de la familia fue producto de una gestación no planeada. Muchas veces el embarazo impide el cumplimiento de objetivos de estudio o económicos y obliga a cambiar los intereses y metas de la pareja.

3) Insatisfacción sexual. Algunas parejas (ciertas encuestas indican más del 30 %) conviven sin tener una plena sexualidad y, lo que es peor, sin comentárselo entre ambos. Tampoco buscan ayuda profesional.

4) Falta de comunicación. Me refiero, en primer lugar, a los eternos pensamientos paranoicos que algunos tienen, en el sentido de que piensan que su pareja, de una u otra forma, les va a hacer daño. Por ejemplo, si la pareja está callada porque simplemente está pensando en algún suceso del día, el pensamiento paranoico provoca reacciones como ésta: "Debe estar callado porque está enojado conmigo". Otro es el pensamiento negativo, donde siempre creen algunos que todo les sale mal, o que tienen una autoestima muy baja. No importa lo que haga la pareja, nunca estarán satisfechos. Sólo ven lo negativo, nunca lo positivo. Otro aspecto de la comunicación negativa es la falta de atención entre los miembros de la pareja: "¡Nunca me escuchas!".

5) Las distintas etapas del amor. La primera crisis ocurre generalmente al tercer año de relación, cuando decae la etapa que llamaremos pasional, donde tiene una gran importancia el dedicarse el uno al otro. En este momento, cada miembro de la pareja, comienza a pensar en los otros objetivos y metas que le reclama la vida.

6) Las funciones y responsabilidades del hogar. La distribución de las cargas de las tareas del hogar, siempre genera conflicto. En la actualidad, las mujeres demandan igualdad en las labores caseras, y los hombres generalmente se resisten a aceptarlo.


7) Las familias de ambos. Los problemas "externos" o las intromisiones de las familias de ambos integrantes de la pareja, pueden generar conflictos entre ellos.

8) Factores externos. Sucede que los problemas se originan en  la pareja cuando uno de los dos consume drogas o alcohol. Los "amigos" que sonsacan a uno de los miembros de la pareja; el llegar "tarde" y las "reuniones"".

9) Problemas económicos. A pesar de que en la actualidad las mujeres se han vuelto más independientes, no se han eliminado los estereotipos de que la mujer debe rendir cuentas o "dar explicaciones" sobre los gastos: "¿En qué gastaste el dinero?... ¡Todo lo que tú haces es gastar!"

10) Celos. El problema de los celos es uno de los más frecuentes, sobre todo en las parejas adolescentes y jóvenes, pero no es exclusivo de ellos. Tiene que ver con la autoestima de la persona que cede a estos sentimientos y que la impulsan a cometer actos absurdos, lo cual solo refleja que su autoestima tiende a ser baja y con un alto grado de inseguridad. La naturaleza insegura de los celosos hace que se consideren incapaces de conservar una persona a su lado, de manera que tienen que ejercer algún tipo de control sobre la otra persona para evitar que los traicione o deje de amarlos. Este tipo de posesión y de control hace que la relación se desgaste hasta un punto sin retorno. Muchas veces los celos son la misma causa de que los celosos sean abandonados.


11) La rutina. El desgaste de la rutina es patrimonio fundamental en cualquier relación... "Todos los días parecen ser el mismo día". La chispa del amor ha desaparecido. Es muy difícil combatir este problema de pareja porque es precisamente el gran tema de las relaciones, parejas y matrimonios. La única solución es mantener un diálogo permanente con el otro e intentar reinventar la relación todo lo que se puede, por ejemplo cambiando la naturaleza y sitios comunes de salida, los grupos sociales, el lugar donde se tiene sexo, los temas corrientes de conversación. Un buen método de renovar la relación es a través de la sorpresa: un viaje inesperado, invitar a tu pareja a un sitio que desconoce sin decirle antes adónde va, ropa interior que se luce de golpe, una cena especial, algún regalo apropiado. La imaginación es muy importante pues determinará aquello indicado para revivir la pasión y el romance.

12) Contraste de personalidades. Hay sencillamente caracteres o personalidades que no encajan. Por más amor que se tengan existen relaciones que viven o conviven en una guerra continua, en donde los momentos de calma son la excepción. Para estas relaciones la solución aparentemente obligada es romper, y sin embargo esto es fácil de decir, y muy difícil de hacer. Es más, una y otra vez estas parejas intentan alejarse pero vuelven a recaer porque no pueden estar el uno sin el otro. Una opción para combatir ese problema es el diálogo (siempre será la mejor alternativa, siempre y cuando ambos estén dispuestos a escucharse). Estar dispuestos a reestructurar cada uno sus personalidades, pretensiones, tiempos, exigencias para con el otro. Un cambio tan profundo no es fácil de llevar a cabo, pero tampoco es imposible. Con el tiempo aprenderán cada uno a dominar su carácter y su temperamento y así lograran estabilizar la relación en un contexto más sano y feliz para ambos.

13) Infidelidad. La infidelidad esta generalmente relacionada con uno de los puntos que vimos anteriormente: la rutina. La monotonía de la relación sexual o sentimental hace que se mire a personas por fuera de la pareja para compartir intereses. Esto pone en peligro inmediatamente todos los años de relación puesto que deja (en el caso de ser confesada o de descubrirse) una cicatriz de por vida. Esta cicatriz hace que se contagien aspectos de la relación que antes estaban sanos; por ejemplo, arrastra a las parejas hacia celos y control, o a peleas continuas resucitadas por el viejo motivo de la infidelidad. La única forma de evitarlo es, más que en cualquiera de los otros casos, dialogar exhaustivamente entre ambos.


14) Violencia. La violencia es una de las causas que deben terminar con la relación de pareja. Los abusos emocionales, psicológicos, económicos, físicos y sexuales en contra de la mujer y/o los hijos, es un factor que debe determinar, sin mayor duda, la ruptura de una relación.




La respuesta a algunas preguntas puede brindarnos pistas que nos ayudarán a tomar una decisión en esa difícil coyuntura:

¿Lo amo?, ¿Miramos juntos en la misma dirección, tenemos la misma meta?, ¿Siento profundo interés por él o solo es costumbre?, ¿Lo deseo?, ¿Tengo confianza total en mi pareja, y en la propia relación?, ¿Reflexiono y me comprometo para ver qué puedo aportar a la otra persona y a nuestra relación para mejorarla?, ¿Me siento bien junto a él?, ¿Me esfuerzo y solo recibo indiferencia, humillaciones y hasta golpes?

Consejos para fortalecer la pareja, en caso de que pienses que hay solución a esos problemas:

Aceptar que nuestra vida es enteramente responsabilidad nuestra. No esperemos que la pareja nos haga felices. Nuestra felicidad depende, sobre todo, de nosotras mismas. No nos engañemos.

Saber que no tenemos que resolver la vida de la otra persona, buscándole soluciones, dándole consejos y marcándole las pautas de cómo debe vivir su vida. Cada uno es independiente y responsable de sus actos, emociones y sentimientos.

Aprender a escuchar.

Aprender a dialogar.

Aprender a consensuar. Lo mío y lo tuyo han de ser tenidos en cuenta y debatidos para poder llegar a definir "lo nuestro".

Respetarse mutuamente en todos los sentidos. Nuna dejarse llevar por impulsos, las ofensas y mucho menos los golpes o agresiones físicas, sexuales o contra la dignidad tuya y la del otro.

Compartir tiempo juntos... fantasías e ilusiones, al igual que acompañarse en los momentos tristes, duros y penosos.

Aprender a utilizar los conflictos y las crisis para aprender más de nosotros mismos, y en la medida de lo posible, sirvan como trampolín de desarrollo. Hablemos cuanto sea necesario, para que el problema no quede enquistado. No hay mayor desastre que el silencio.

No olvidar los detalles. ¡¡Dar y recibir!! El sexo, las caricias y el "te quiero" han de decirse, hay que explicitarlos. No valen los sobreentendidos.

Por el contrario, si piensas que ya no hay remedio y decides terminar una mala relación por bien de ambos, pero sobre todo por el tuyo, piensa que:



Se rompe la pareja, no toda nuestra vida  personal.

Es un momento para afrontar cambios y riesgos que nos alteran. Resulta recomendable pedir ayuda a personas competentes (amigas o profesionales), que de forma incondicional nos escuchen y acompañen en este trayecto.

Es una etapa de la vida que pasará, a la que seguirá otra u otras. No hay que aferrarse al pasado: eso significaría parar nuestra vida...¡¡y queda mucho por delante!!

Como toda pérdida, tendrá sus fases: lágrimas, desconsuelo, incredulidad, furia y rabia, necesidad de buscar culpables. Es normal que nos pase algo de esto, y así debemos asumirlo.

No todo es negativo. Podemos reflexionar sobre lo perdido (sin obsesionarnos). Pero es mejor buscar lo positivo, lo que mejora en nuestra vida con la separación. Los cambios siempre son para mejorar, solo ten paciencia y esfuérzate por conseguir lo que deseas.

Hagamos un balance autocrítico: cómo fue la relación, en qué fallamos nosotras...Así aprenderemos y evitaremos cometer los mismos errores en el futuro.

Hay que guardar lo bueno para, apoyándonos en ello, seguir adelante sin ira y cerrar el capítulo. Pero sobre todo...¡¡para abrir un nuevo capítulo en tu vida!!

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