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lunes, 9 de enero de 2012

El asfixiante hombre controlador: ¿Sus deseos son órdenes para tí?



Recuerdo aquella vez, cuando recién conocí a quien sería mi verdugo por casi 20 años. Era en un viaje de trabajo, apenas nos habíamos visto en un par de ocasiones. No habíamos tenido mucho trato, solo el referente a las cuestiones laborales, pero reconozco que, en cierta forma, había  una inexplicable  química entre ambos. En ese entonces, yo estaba muy lejos de saber que ese sujeto reunía las características de un controlador absoluto, y mucho menos, imaginaba que terminaría involucrada con él, a pesar de las evidentes y claras señales que me alertaban sobre el dominio que podría ejercer sobre mi persona.

La primera señal de advertencia, fue precisamente en aquel viaje, justo cuando fuimos a comer al restaurante del hotel donde nos hospedábamos. Era la hora de ingerir los alimentos y todo el equipo de trabajo nos reunimos en ese lugar. El ambiente era cordial, comimos, hablamos sobre la labor que realizaríamos durante la tarde y sobre otras cosas superficiales, como el clima. No había mucha confianza, pues prácticamente éramos unos desconocidos que acudíamos a realizar un trabajo profesional.

Cuando llegó la hora del postre, se me ocurrió pedir una rebanada de un delicioso pastel de chocolate que había visto desde que entré. Sin embargo, de pronto escuché decirle a aquel sujeto con el que habia intercambiado algunas sonrisas y un par de bromas sin importancia:

-"No comas ese pastel. Vas a engordar y eso no me gustaría", dijo con total desenfado frente a todos. 


Esa fue la primera señal de alerta.  Acto seguido, rechacé el pastel.

Insisto, en aquel tiempo, ese sujeto y yo solo llevábamos una relación laboral (jamás pensé que al poco tiempo terminaría unida a él durante muchos años), entonces... ¿por qué se atrevió a sugerirme que no lo comiera, quién le había dado ese derecho?, y lo más importante: ¿por qué hice caso de su "sugerencia"?. La única respuesta que hoy viene a mi cabeza es: por tonta.

No obstante, a partir de ese día, nuestra relación avanzó y junto con ella crecieron las "sugerencias". La sutileza de sus observaciones no tardaron en  convertirse en órdenes, exigencias, controles encubiertos, gestos amenazantes (ya  no solo por lo que comía, sino por cada cosa que hacía); el castigo de la indiferencia era inevitable si no lo obedecía y, por consecuencia, en mi interior crecía un gran sentimiento de culpa por mis errores.

Después vendrían las indicaciones sobre cómo vestirme (al grado que terminé por usar jeans dos tallas más grandes, tal y como él "sugería" porque " me gusta que te queden flojos" o cuando un día me bajó del auto y me dejó parada en plena calle, pues según sus propias palabras: "Esa falda no me gusta. Si mañana vienes igual, te vuelvo a dejar", dijo casi a modo de despedida), también decía con quien debía hablar, en qué gastar, tenía que rendirle cuentas de mis actos, contestar cada una de las mil llamadas al día tan solo para preguntarme dónde estaba o qué hacía...En fin, ¡PERMITÍ toda clase de controles que fueron aumentando, poco a poco, durante dos décadas!. Claro, él siempre se justificaba diciendo: "Lo hago por tu bien", "Me preocupas", "Yo decido por los dos porque sé mejor que tú  lo que nos conviene", entre otras absurdas y ridículas frases...Mi autoestima estaba anulada, mi dignidad destruida y por lo tanto, nunca protesté. En resumen, sus deseos eran órdenes para mí. 

Alguna vez, intenté decidir por mí misma, pero las consecuencias sobre tal osadía eran angustiantes: gritos, reclamos, la ley del hielo, incomprensión, etc, etc, etc...Así que opté por dejar que él llevara el "mando" de NUESTRA relación, lo que más tarde nos llevaría al rotundo fracaso.

Cuando iniciamos una relación, nos parece normal que nuestra pareja  demuestre su preocupación hacia nosotras, que nos llame por teléfono, envíe mensajes al celular, que pregunte adónde y con quien salimos, que esté al pendiente de cada movimiento que realizamos... Pero, ¿en verdad esas actitudes son normales o son señales de alerta que podrían ahorrarnos muchos problemas futuros?. A muchas mujeres les gusta que su pareja sea así, que tome la iniciativa en diversas situaciones, pero a veces, llega un momento que el deseo de saber se vuelve una obsesión y el interés se convierte en un control.  El control es sinónimo de dominación. 



En una pareja normal no existirá alguien que marque las normas y otro que las acate, es una relación en la que existen acuerdos y ambos tienen claro los límites dentro de los cuales manejarse.


Las parejas controladoras pretenden dirigir todas las acciones del otro, ya sea manipulando o directamente tratando de imponer su voluntad. Necesitan saber todo para tener bajo su dominio la relación.
Se puede ser consciente de esta situación, aceptándola o no, aunque muchas veces la mujer no se da cuenta de su propio sometimiento.


En una encuesta realizada en 2010, el 65 por ciento de las mujeres encuestadas afirmaron que sus parejas ejercían control sobre ellas y de diversas formas, como insistir siempre en dónde estaban, ignorarlas, acusarlas de infidelidad, impedirles el contacto con amigos y familiares, usar expresiones humillantes en público y en privado, amenazarlas con el abandono, con quitarles los hijos o el apoyo económico. 


Estos actos no están ajenos a la violencia física. En dicho estudio, el 37 por ciento de las mujeres que admitieron ser víctimas de control y de maltrato, contaron que en algún momento su pareja las empujó, zarandeó, golpeó con la mano o con algún objeto, amenazó con arma de fuego o intentó estrangularla. 


Muchos países aún viven bajo la figura patriarcal. Es en los propios hogares donde aún se educa a las niñas para atender, cuidar, complacer, consentir al hombre, dejando a un lado su autoestima, su identidad y, por consiguiente, desvalorizando su dignidad.



Control y manipulación
Las parejas controladoras inician con su ataque apenas se les conoce; de inmediato quieren mandar en las vidas de sus “presas”, organizan las salidas a su gusto y no toman en cuenta sus opiniones; impiden que se reúnan con sus amigos, inventan enfermedades o cualquier otra cosa para salirse con la suya y, en el peor de los casos, utilizan la violencia.



La pareja controladora es aquella que quiere tener el control de la relación, aunque sea una redundancia no hay otro término que pueda definir esta actitud.

En la mayoría de las veces lo que se pretende es ejercer el poder sobre la pareja, en ocasiones por celos enfermizos, otras por creerse superior, por pensar que la otra persona es un objeto de su propiedad, entre muchas más.Un porcentaje de parejas controladoras lo hacen para tener libertad en su propia vida y más adelante explicaremos de que se trata esta afirmación.

Un  controlador siempre esta “supervisando” todo lo que hace su pareja y constantemente le critica su forma de hacer las cosas. Una personalidad controladora siempre hace sentir culpable a la compañera. No importa si la situación es ocasionada por un agente externo, siempre la acusa y la cuestiona  haciéndole sentir culpable y responsable de las consecuencias. Hay casos de personas tan controladoras que prácticamente anulan a su cónyuge que se siente como un cero a la izquierda.

La persona controladora también es manipuladora y tergiversa las cosas para tener siempre la razón. Es como el que si no gana, empata, pero nunca pierde. Un controlador, no se da la oportunidad de mejorar, porque cree que siempre tiene la razón.


Los expertos en terapia de parejas afirman que una característica muy frecuente, pero que al principio no despierta preocupación, es el interés por controlar la forma de vestir; un hombre controlador te hará saber las cosas con las que “debes” complacerlo. Te pedirá, te sugerirá o hasta te exigirá que te cambies esa minifalda, porque no le gusta. Si esto se manifiesta a los pocos meses de salir, debes estar alerta. Recuerda que la mayoría de los casos de violencia extrema, comienzan desde el noviazgo, ejerciendo en primera instancia maltrato verbal, físico y emocional… el control es una forma de abuso emocional.

Si tu pareja tiene esa actitud intenta hablar con él, de otra forma, aléjate de inmediato.

Síntomas 

Como ya mencionamos se puede ser consciente de que la pareja es controladora y se acepta la situación para evitar discusiones o, simplemente, porque resulta cómodo dejar que el otro tome las decisiones y lleve la dirección de la relación.


Pero en ocasiones estamos siendo controladas sin darnos cuenta o bien, podemos confundir esas actitudes con “inocentes” celos, amor o atenciones.

1) Una persona controladora lo primero que hace es imponer sus gustos sobre la vestimenta, te dirá que no le gustan las mujeres que usan prendas provocativas, maquillaje, etc y se mostrará malhumorado cuando no tomas en cuenta sus “sugerencias” (suelen utilizar en un principio expresiones como "por favor no lo hagas, te pido que te cambies, te amo tanto que necesito saber dónde estás"...).

2) El controlador apenas te conoce y ya intenta manejar tu vida: programa las salidas, a dónde ir y con quién, trata de introducirte en su círculo personal y alejarte de las personas que te rodean.

Posiblemente te sientas feliz de que quiera incluírte en todo lo suyo, lo cual está muy bien, siempre y cuando te deje tiempo y libertad para tus amigos y actividades personales. Por el contrario, gradualmente te irá llevando a dejar todo de lado para dedicarle el tiempo completo.

3) Un controlador te llama varias veces al día o te envía mensajes de texto y se molesta cuando no respondes en forma inmediata. Si esto sucede en una relación reciente es mejor huir antes de que sea tarde, pero si ocurre dentro de una pareja estable es conveniente hablar del tema.

Estar comunicados es importante, pero cuando las llamadas son continuas se trata de un acoso telefónico para saber donde estás y que estás haciendo.



4) Te pregunta repetidamente sobre tu trabajo o estudios, especialmente en cuanto a tu relación con las personas que comparten contigo estas actividades. Suele aparecer sorpresivamente en ese lugar con múltiples excusas o se atreverá a esperarte a la salida sin previo aviso.

Aclaramos que debe haber otras actitudes que indiquen que esto lo hace para controlarte, ya que si se encuentran dentro de un mismo lugar o en las cercanías, puede ser normal que te visite esporádicamente.


5) Cada vez que intentas salir sola, tu pareja insiste en acompañarte, si esto es imposible pretenderá llevarte o ir a buscarte como una forma de controlar que estés donde dices. También inventará una excusa para llamarte en medio de la reunión.

6) Una pareja controladora trata de tener todos los números telefónicos de la gente que conoces, revisa tu teléfono celular y quiere estar al tanto de con quien te comunicas por internet. En muchos casos te pide las claves de tu correo,  con la excusa de que es una muestra de confianza, pero en realidad es sólo para tener un control absoluto de todo.

7) Tratará de impedir que estés a solas con tus amigos, puede decirlo en forma directa, inventar excusas o impedirlo de algún otro modo.

Una chica contaba que cuando su pareja iba a salir a una reunión de amigos, él fingía una depresión y se ponía a llorar, de esa forma ella se quedaba para ayudarlo a superar el mal momento.

Un hombre confesaba que cuando su mujer iba a reunirse con sus amigas, él simulaba una enfermedad repentina, lo cual hacía que ella dejara todo de lado para cuidarlo.



Resumiendo:

♥ Los hombres controladores apenas te conocen y ya intentan manejar tu vida.
♥ Los hombres controladores lo primero que hace es imponer sus gustos sobre la vestimenta.
♥ Los hombres controladores buscarán la forma de impedir que estés a solas con un amigo.
♥ Los hombres controladores buscarán la forma de saber todos tus contactos telefónicos.
♥ Los hombres controladores insistirán en acompañarte si sales sola e irán a buscarte al final.
♥ Los hombres controladores preguntan repetidamente sobre tu trabajo o estudios y con quienes te relacionas.
♥ Los hombres controladores te llaman varias veces al dia o te envían mensajes de texto y se molestan cuando no les contestan.





Tipos de Controladores
Ya hablamos de las características o síntomas generales, ahora clasifiquemos dichos rasgos en algunas categorías, para identificar las actitudes que muchos hombres utilizan de forma casi artística para conseguir sus objetivos: 

* El “Yo decido por mi, por ti y por nosotros” Comenzaremos por la pareja que quiere ejercer el poder y tener el mando, esta persona tomará todas las decisiones sin consultarte, aún las que afectan a los dos, se hará cargo de todas las responsabilidades y no permitirá que hagas absolutamente nada sin que lo sepa.

Este comportamiento anulará tu personalidad, por un lado te resultará cómodo que él se haga cargo de todo, pero sin darte cuenta irás perdiendo tu propio criterio para tomar decisiones y podrá ejercer un completo dominio sobre tu vida.

* El “Solo yo te quiero y nadie más”. Una pareja insegura también puede ser controladora, tratará de que no tengas contacto con nadie para evitar que tengas la oportunidad de conocer otro tipo de personas que sean “superiores” y eso implique un riesgo para la relación.

Por lo general te van apartando de todos para lograr que centres tu vida en él. Este tipo de pareja no es como en el primer caso quien resuelve todo y te anula, sino quien te manipula desde el punto de vista afectivo, diciéndote que tu familia y amigos no te quieren, que sólo a su lado encontrarás amor y cariño, que no encontrarás a nadie que te quiera tanto y frases similares.

* El “Yo soy mejor que tú y por eso te diré qué hacer”. Quienes son soberbios y creen que su pareja es inferior tratarán de ejercer el control para “mejorarla”, de esa forma le dirán como vestirse, como hablar, como actuar, puede ser en tono amable y en forma de sugerencias, pero mostrarán su desagrado cuando no se llevan a cabo todas sus directivas.

* El “Yo soy tu dueño”. También está el controlador que se cree propietario de ti y considera que no tienes derecho a tener nada tuyo ni privado.

Es el tipo de persona que toma tu teléfono, lo revisa, te pregunta con quien hablaste, que hiciste, se mete en tu computadora, lee tus correos, escucha tus conversaciones y no respeta en absoluto tu intimidad.

El “Atento hipócrita e infiel”. Existen hombres que controlan a la pareja para tener libertad de acción, te preguntarás que quiere decir esto. Veamos un ejemplo.

Cierto señor casado insistía en llevar a su esposa a la oficina e ir a buscarla al finalizar su horario, lo mismo sucedía cuando iba a visitar a una amiga o a cualquier salida.

Su esposa estaba encantada con tanta amabilidad hasta que descubrió que este hombre tenía ciertas aventuras amorosas, al llevarla y pasar a buscarla se aseguraba que ella estaba en determinado lugar y eso le daba el tiempo y la libertad para vivir sus historias.

* El “Interesado”. Están los controladores por interés que manipulan para no perder los beneficios que obtienen de su pareja.

En esos casos pueden mostrarse como personas encantadoras pero siempre te llevarán hacia lo que les conviene a ellos, como actúa tan agradablemente es difícil pensar que no te ama y haces todo lo que te sugiere para mantener la relación.

* El “Desconfiado”. Una pareja desconfiada puede controlar hasta los más mínimos detalles si sospecha que está siendo engañado.

* El “Prefiero causar lástima”. Están quienes controlan dando lástima y no haces nada por temor a herirlos, quienes reaccionan con berrinches cuando no haces lo que quieren, los que te manejan con la culpa haciéndote sentir responsable de todo lo malo que les sucede. 

* El “violento”. Todo lo conseguirá por la fuerza y con amenazas. Navegará indefinidamente por el círculo de la violencia, siendo “adorable”, indolente y agresivo; mostrará arrepentimiento, pedirá perdón y volverá al inicio, pero siempre presionando para ser complacido en sus caprichos, órdenes, sugerencias o exigencias que le haga a su mujer.


“Antes él no era así” (¿será cierto?)
Con frecuencia, mujeres que asisten a terapia, se quejan de que sus maridos son muy controladores, que nada les parece, que se molestan de cualquier cosa, que creen que siempre tienen la razón, que las cosas se tienen que hacer como ellos dicen, que no respetan las opiniones o los deseos de su pareja, que la critican y se oponen constantemente respecto a sus decisiones, que las hacen sentir culpables, etc. La única forma de llevar la “fiesta en paz” es sometiéndose a los deseos del señor porque si no, entonces hay conflictos y, por tanto, se sienten terriblemente frustradas, deprimidas, limitadas e impotentes.

Muchas veces se destaca el deseo que ellas tienen de que él cambie, de buscar una solución “mágica” para que modifique su actitud, para que ellas puedan llevar una vida tranquila y armoniosa. Inclusive algunas valientes se han separado y posteriormente vuelven con la pareja bajo la promesa de que él va a cambiar (o que ya cambió), lo cual no resulta cierto pues al poco tiempo se vuelven a presentar los mismos problemas.



Esta idea no es adecuada ya que es muy poco probable que él modifique su actitud de manera permanente y con plena convicción. De hecho, la mayoría de los hombres controladores se niegan a ir a terapia porque no creen tener ningún problema y sienten que quien está mal es la esposa. 

Siendo realistas, quienes tienen que cambiar somos nosotras, las mujeres. Para que esto sea posible es necesario entender el problema control-sometimiento con mayor profundidad, así como las causas que  originaron dicha dualidad. Si analizamos detenidamente cada situación, veremos que las señales de alerta siempre estuvieron ahí, desde el principio, pero no nos dimos cuenta por varios motivos.

*
Malinterpretación. En lugar de darse cuenta que las actitudes de él significaban control, creyeron que se trataba de interés, preocupación y protección. Por ejemplo, el chico que va por la novia al trabajo todos los días con el argumento de que no esté sola y le falten al respeto en la calle, la hace sentir muy halagada y de corazón se cree que él lo único que quiere es su bien. No tiene el criterio ni los conocimientos adecuados para darse cuenta que se trata de una estrategia de control.


* Deseo de aprobación. Si él menciona que desea como pareja a una mujer “decente”, no a una “zorra” y que la manera de vestir de ella tiene que cambiar a algo más recatado para no llamar la atención y provocar los bajos instintos de los hombres, ella encantada accede con tal de tener al novio contento. De lo que no se da cuenta es de que las exigencias van a ir en aumento.

* Miedo al abandono. Si la mujer tiene baja autoestima y cree que ese hombre es su todo, si tiene terror a la soledad y si su codependencia es elevada, hará todo lo posible por adaptarse a los deseos de su pareja porque teme que si no lo hace podría dejarla o cambiarla por otra.

*
Idealización. Si crees que tu felicidad como mujer consiste en conseguir y retener a una pareja que va a darte un lugar en la vida y que él es el inexistente príncipe azul, eso te coloca en una situación vulnerable. Pronto te darás cuenta de los defectos del supuesto príncipe, que tu vida se complicó en lugar de mejorar y que en vez de sentirte realizada te sientes atrapada. 



* Ideas anticuadas sobre los roles del hombre y de la mujer. Si a la mujer la educaron con la idea de que el hombre manda y la mujer obedece, que tiene que “luchar por su matrimonio”, que tiene que sacrificarse por el bienestar de los hijos, que es su deber ser sumisa y abnegada, por supuesto que, aunque no le parezca, va a aguantar situaciones desagradables e injustas que le harán mucho daño.

* Creencia de que a un hombre se le conquista si se le complace. Hay mujeres que están convencidas que si le dicen sí a todo lo que pide el hombre, que si lo llenan de mimos y halagos, se desviven por tenerlo contento y están siempre disponibles, eso les garantiza que él las va a querer para siempre y que no se va a encontrar a otra igual. La experiencia tarde o temprano les demuestra la amarga verdad de que es todo lo contrario. Pese a sus esfuerzos, no hay garantía alguna que el hombre no se va a convertir en un patán, a engañarla con otras o simplemente a abandonarla.


¿Por qué es tan difícil terminar con alguien así?
En las relaciones románticas, la sensación de que no podemos escapar es muy común. Muchas relaciones abusivas o controladoras se viven como verdaderas relaciones de película, donde la típica frase: 




Esta simple frase los condena a vivir  juntos y atrapados en una relación que no los satisface pero continúan así, indefinidamente, por diversos motivos como por ejemplo: los bienes financieros en común, el conocimiento mutuo de detalles íntimos o situaciones legales, o el infalible "por los hijos". Estas son algunas de las situaciones más comunes:

* Las parejas controladoras han incrementado las deudas u obligaciones financieras dentro de la relación hasta el punto que ninguno de los dos puede sobrevivir económicamente sin el otro. Los controladores que presienten que su pareja podría dejarlos, a menudo comprarán un automóvil nuevo, reclamando luego que ellos no pueden pagar una cuota de manutención o pensión alimenticia para los niños debido a que tienen mucha deuda en cuotas por el flamante automóvil.

* La terminación legal de una relación, especialmente una relación matrimonial, con frecuencia genera problemas importantes. Un controlador con ingresos no declarados oficialmente o que se mantiene a través de situaciones legalmente cuestionables, corre el riesgo de que se investiguen dichas fuentes de ingresos o que las mismas se hagan públicas debido al divorcio o la separación. Así, el controlador puede preocuparse más acerca de la posible exposición pública de sus acuerdos de negocios que de la pérdida de la relación.

* Con frecuencia, el controlador hace amenazas extremas que incluyen amenazar con quitarle los niños y llevárselos , amenazar con dejar sus empleos o negocios en lugar de pagar la pensión alimenticia, amenazar con exponer públicamente los problemas personales de la víctima o asegurarle a la víctima que nunca podrá tener una vida en paz debido al acoso o asedio continuo que llevarán a cabo. En casos severos, el controlador puede amenazar con hacer algo que le impida a la víctima mantenerse, como: “Me ocuparé de que pierdas tu empleo” o “Te voy a dejar en la calle”.

* Los controladores a menudo mantienen a la víctima encerrada en la relación mediante una culpa mayor – amenazan con suicidarse si la víctima los abandona. La víctima oirá cosas como: “Me mataré delante de los niños”, “Me prenderé fuego en el jardín delantero”, o “¡Nuestros hijos no tendrán más padre si me dejas!

* En una relación con un abusador o controlador, la víctima también ha experimentado una pérdida de su autoestima, confianza en sí misma y energía psicológica. La víctima puede sentirse “agobiada” y demasiado deprimida para terminar la relación o dejar al abusador. Además, los abusadores y controladores crean, a menudo, un tipo de dependencia a través del control de las finanzas, colocando los vehículos y las propiedades a su nombre, y eliminando cualquier patrimonio o recurso que la víctima puede utilizar para dejar al abusador. En la vida, hemos escuchado a las víctimas decir: “Me iría, pero ¡ni siquiera puedo retirar dinero de la cuenta de ahorros! No sé cuál es la clave de acceso.

* Las víctimas adolescentes o los adultos jóvenes pueden sentirse atraídos a personas controladoras cuando se sienten inexpertos, inseguros y abrumados por los cambios en su situación de vida. Cuando los padres están atravesando un divorcio, un adolescente puede apegarse a un individuo controlador, sintiendo que el controlador puede estabilizar su vida. Los estudiantes universitarios novatos pueden sentirse atraídos a personas controladoras que les prometan ayudarles a sobrevivir viendo lejos del hogar en un campus universitario.

En las relaciones no saludables cualquier situación, comentario, mirada casual o comida fría puede producir un estallido de temperamento o abuso verbal de parte del controlador o abusador. Para poder sobrevivir, los “problemas” deben ser evitados a toda costa. La víctima aprende a complacer y controlar las situaciones que ocasionan problemas. Esto puede incluir evitar a la familia, a los amigos, a los compañeros de trabajo y a cualquier persona que podría ocasionar un “problema” en la relación abusiva. 

La víctima no odia a su familia y a sus amigos; sólo está evitando “problemas”. La víctima también limpiará la casa, calmará a los niños, revisará el correo, evitará ciertos temas y se anticipará a cualquier problema de control o abuso, en un esfuerzo por evitar los “problemas”. En estas situaciones, los niños que son muy activos causan “problemas”. 

Los seres queridos y los amigos son fuentes de “problemas” para una víctima que está intentando evitar una agresión verbal o física.

Consejos para evitar el control
Una vez identificadas alguna o varias de las razones por las cuales nos hemos involucrado con un hombre controlador, veamos qué se puede hacer al respecto:

* No le comentes todo lo que haces, lo que piensas, lo que sientes, lo que quieres, tus planes futuros, etc. Con un controlador cualquier información será utilizada en tu contra para manipularte, devaluarte o hacerte cambiar de opinión de acuerdo a los intereses de él.

* No te justifiques ante todo lo que a él no le parece, porque en lugar de “aplacarlo”, se sentirá con derecho a seguirte interrogando y pidiéndote cuenta de tus actos.

* No le des la satisfacción de ponerte triste o a la defensiva cuando te critique. Recuerda que si te enganchas a lo que él hace, tus reacciones le servirán de termómetro para medir y cerciorarse de que tanto está funcionando su control.

* No te desvivas tratando de hacer cosas para complacerlo. Ten presente que para él nada es suficiente y cada vez te exigirá más haciéndote sentir inadecuada.

* Trata de depender de él lo menos posible en lo económico, en que te resuelva las cosas, en pedirle consejos, en que te apoye, etc. A mayor dependencia, más te controlará. Cualquier favor que te haga, te lo cobrará caro.

* Enfoca tu energía en ti y no en quedar bien con él para evitar que se enoje. Empieza a estudiar algo, a conseguir dinero con alguna actividad remunerada, a tomar pequeñas decisiones por ti misma, a confiar en tu criterio (no importa que a veces te equivoques) sin estar siempre sujeta a su aprobación.

* Deja de ponerlo en un pedestal creyendo que él es más fuerte, más inteligente, más preparado, más seguro que tú. En el fondo sabemos que es terriblemente inseguro y es precisamente por eso que trata de controlarte.

Fuentes:



MUJER:

Lo mejor es evitar la sumisión y la complacencia, para lo cual, debes implementar acciones que no te perjudiquen y que te salven de una relación destructiva. Para que dichas acciones funcionen y logres contener los intentos del controlador, es necesario que eleves tu autoestima, que modifiques las ideas que tienes sobre lo que es el amor y las relaciones de pareja por unos conceptos más sanos, libres de codependencia, a favor del respeto y seguridad hacia ti misma, de cuidar tu dignidad y, sobre todo, poniendo límites. 

No siempre es fácil hacerlo, así que sería conveniente que te informes sobre el tema con más literatura, que observes a tu pareja, que seas perceptiva ante cualquier señal de alerta, que aprendas a no justificar ni a minimizar ningún abuso disfrazado de “amor”, que recurras al apoyo familiar y, de ser necesario al psicológico, para que te orientes adecuadamente.

No te desgastes por salvar una relación que solo te destruye, es mejor terminar y ponerle fin...piensa en ti misma y decide, de forma honesta, lo mejor para ti.

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