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jueves, 13 de agosto de 2015

Voy a divorciarme... ¡Necesito orientación!







¿Estás a punto del divorcio? ¿No sabes qué hacer? ¿Tienes idea de los trámites? ¿Sabes cuáles derechos tienes? ¿Tu pareja te amenaza con quedarse con los hijos o con dejarte en la calle? ¿Sientes que no tienes ninguna opción mas que ceder a lo que tu marido te exija? ¿Sabes qué tipo de divorcio es el que puedes llegar a tramitar, según las circunstancias en las que te encuentres? ¿Cuánto se tardará el proceso?.... En fin, estas y otras interrogantes son las que solemos hacernos cuando estamos a punto de atravesar por una separación.


¡Que no te sorprendan!  Presentamos nuestro nuevo material digital en formato PDF que podrá resolver estas y muchas otras dudas más.

¿Por qué difundir este material?

A continuación compartiremos parte de la introducción de este material, donde explicamos las razones de este breviario: 

Si un matrimonio suele ser  difícil, el divorcio es aún más complicado y desgastante.  
Después de casi 20 años de matrimonio, en el que siempre estuvieron presentes la violencia emocional y económica,  un buen día pensé que había llegado la hora de vivir en paz, por lo que analicé la posibilidad de poder divorciarme. No mentiré, en el fondo sabía que no sería fácil, pero jamás imaginé todo lo que tendría que pasar para poder recomenzar una nueva vida. No pensé en  las etapas por las que atravesaría, ni tampoco la forma en que debía planear y prepararme para enfrentar el pre-divorcio, el divorcio y el post-divorcio.  
Cada una de esas etapas representa un reto que hay que vencer (ahora lo sé), y no solo me refiero al aspecto emocional, sino también al familiar, legal y económico. Digamos que la forma en que preparemos la primera fase, nos dará una aproximación de lo que enfrentaremos en la siguiente etapa, y del mismo modo, según como afrontemos y resolvamos los obstáculos de la segunda fase, será la manera en la que lleguemos a la parte final. En otras palabras, nada es exacto, no podemos hablar de recetas, pero en general, el resultado del divorcio será la suma de las decisiones que tomemos antes y durante el proceso de divorcio, del nivel de información con el que contemos, de la actitud que asumamos, del apoyo legal que tengamos, así como de otros factores más. 
Por lo tanto, si no estamos preparadas y organizadas desde el inicio (a pesar del estado emocional en el que nos encontremos), el final del proceso será peor de lo que podamos imaginar. En mi caso, mi ignorancia sobre este tema era enorme, pero una vez tomada la decisión de romper el vínculo matrimonial, solo me quedó aprender en el camino. No tenía idea de cuál debía ser el primer paso: ¿hablar con mi marido como personas civilizadas? ¿Llegar a un acuerdo? Eso me parecía imposible, pues durante el matrimonio nunca hubo acuerdos. Un sujeto machista como él no entendía de razones ni de diálogos civilizados, siempre decía que “todo estaba bien” o, por supuesto, que la culpable de todo era yo.  Siempre había sido él quien decidía y dominaba en la relación, entonces…  ¿qué podía hacer?, ¿A quién recurrir?, ¿a un Abogado? ¿Cuánto me cobraría por asesorarme?, ¿cómo le pagaría si yo no tenía ningún ingreso? ¿Acaso yo tenía algo qué exigir en el divorcio? 
En aquel entonces, ignoraba los derechos que yo tenía y, en dado caso, ni siquiera sabía de qué forma podía exigirlos. En pocas palabras, no estaba consciente de lo que me correspondería después de casi 20 años de matrimonio,  en los cuales,   me dediqué de lleno a construir, cuidar, atender y fortalecer el hogar y mi familia.   Cabe mencionar que cuando nos casamos, ambos veníamos de familias de clase media, no teníamos bienes propios, ni herencias, ni ninguna cosa material de valor. Prácticamente comenzamos de cero, así que al casarnos por el civil, fue muy fácil decidir que el matrimonio sería bajo el régimen de sociedad conyugal, pues no teníamos absolutamente nada (y la “nada”  es muy fácil de compartir y repartir).  Sin embargo, con el tiempo fuimos forjando, con muchos sacrificios de ambos, un pequeño patrimonio que, siendo justos, a ambos nos costó construirlo. Por lo tanto, en el divorcio, se vuelve una cuestión de dignidad y justicia repartir esos bienes adquiridos durante el matrimonio de forma equitativa, sin mayores problemas… sin embargo,  en mi caso, como en muchos más, no resulta  así, por lo que hay que emprender una batalla para que los derechos que se violan, sean resarcidos. Pero para lograrlo, primero hay que saber qué y cuáles son los derechos que tenemos.  
El día que yo le comuniqué a mi (ex) marido que deseaba divorciarme,  su primera reacción fue observarme de arriba abajo, con esa mirada tan suya, tan despectiva, en la que las palabras sobran pero que indican: ¿acaso estás loca? No dijo nada más. Días después, cuando volví a insistir, su actitud fue más relajada (imagino que ya había ensayado su reacción después del primer aviso), y de inmediato respondió que lo dejara pensar unos días, que él luego me daría su respuesta…. ¿qué tenía que pensar? Yo quería divorciarme y eso era más que suficiente, no obstante, en aquel entonces  tampoco sabía que mi sola petición era suficiente para tramitarlo. Así que debido a mi ignorancia y a mi incapacidad de hacer valer mis deseos,  tuve que esperar por varios días su respuesta. Fueron días interminables y casi letales. 
La convivencia se hizo muy difícil, los pleitos eran cada vez más fuertes, él se había vuelto más agresivo, había menos tolerancia, más rechazo, más frustración…. Pero después de muchos altibajos (que no detallaré), finalmente, accedió a darme el divorcio…  bajo sus condiciones.  
Ahora bien, ¿cuál debía ser el paso siguiente? Llena de miedo por la incertidumbre, no tenía la menor idea de cómo empezar. Mi inexperiencia en este tipo de  casos, así como una enorme ignorancia sobre mis derechos, mi sentimiento de culpa por no haber sido capaz de “salvar” el matrimonio (y por haber sido  yo quien pidió el divorcio), así como esa sensación de fracaso al sentir que yo era la que había fallado (¡qué gran estupidez!),  me impidieron ver lo verdaderamente importante: El futuro que se avecinaba y cómo debía enfrentarlo.  
Ante mi actitud, mi (ex) marido, una vez más, tomó las riendas del asunto… Tontamente, me dejé  influenciar por él. Me convenció de que la única opción para divorciarnos era por medio de SU abogado (un sujeto que desde el inicio dio muestras de parcialidad hacia quien le pagaría sus honorarios, así que de entrada, yo estaba en desventaja). Ese abogado se encargó de elaborar el “convenio” (un “acuerdo” muy ventajoso para la otra parte y donde yo, prácticamente, recibiría limosnas). 
En dicho documento, jamás se mencionaban términos como pensión, repartición equitativa de bienes, inventario de bienes, derechos, régimen de visitas, ni ningún otro término legal y usual en estos casos,  ni tampoco se establecían reglas o formas para cumplir dicho “acuerdo”. Lo cual, viniendo de un abogado, resultaba extraño no incluirlos.  Solo se imponían, “discretamente” las condiciones que mi (ex) marido exigía para acceder al divorcio. Por ejemplo, en el caso de nuestra hija… Ella estaba a punto de cumplir la mayoría de edad, por lo que supuse que no habría problema en intentar llevar una relación sana en donde ella pudiera sentir el amor y el apoyo tanto de su padre como el mío, a pesar de la separación. Sin embargo, ese fue mi primer error. Jamás imaginé que él, su padre,  la pondría en la difícil disyuntiva de elegir: “O tu madre y te vas a la calle con ella sin ningún apoyo de mi parte, o yo,  y te atienes a mis condiciones”.  Cabe aclarar que, al final, ella  tomó la primera opción, por lo que él la alejó de su vida para siempre.  
De la misma forma, yo había pensado (ilusamente) que no habría problema con la repartición de bienes, pues sabía con seguridad que nos habíamos casado bajo el régimen de sociedad conyugal, así que supuse que al estar bajo ese contrato realizado de común acuerdo 20 años atrás,  no existiría  ningún problema a la hora de repartir los bienes…. Pero me equivoqué otra vez.  
Bajo esas condiciones, solo  tenía que firmar el “convenio”, así como también plasmar mi firma en un par de hojas en blanco, salir del hogar conyugal sin absolutamente nada y lo demás solo era cuestión de tiempo. Así lo hice….¡¡FATAL ERROR!!  
Mi (ex) marido, quien  siempre se llenó la boca diciendo que la casa (y todo lo que había en ella) le pertenecían solo a él (Violencia Económica), pretendió quedarse absolutamente con todo, despojándome de mi parte. Era de esperarse que su eterna actitud prepotente, lo llevara a ignorar  el régimen matrimonial por el cual nos habíamos unido legalmente. Así que ¿Cómo podía esperar que  se comportara como un hombre considerado,  agradecido y moralmente justo,  que  reconociera que ambos fuimos quienes logramos construir la familia y los bienes?  Solo quedaba un camino: informarme y  luchar por mis derechos.  
Toda la cadena de errores que cometí en un inicio, las malas decisiones, los miedos y, sobre todo, la  falta de información,  estuvieron a punto de perjudicar irremediablemente mi futuro. Afortunadamente,  pude desistirme a tiempo y comenzar de nuevo otro proceso, uno donde ya pude presentarme más preparada y en el que pude contar con el apoyo de un verdadero abogado, un profesional ético y honesto que me hizo entender que yo tenía derechos y que podía exigirlos, aunque el proceso fuera tardado y tedioso.  
El  juicio de mi divorcio duró 5 años, contando los obstáculos y las argucias legales que la contraparte se dedicó a interponer durante todo el proceso. En esos 5 años tuve que aprender a ser tolerante, paciente, ecuánime, pero además, tuve que aprender términos legales, algo de leyes y códigos, entendí sobre tiempos legales, y aprendí a  prepararme para audiencias interminables, y sobre todo, logré conocer mis derechos y exigirlos.  
Cabe mencionar que así como esta servidora tuvo que pasar un proceso de divorcio sumamente complicado y amargo,  no he sido la única. La tendencia por anular el vínculo matrimonial va en aumento.   En México, la cifra de divorcios toca máximos históricos en las estadísticas del INEGI. Por cada 100 enlaces matrimoniales se registran 32.4 divorcios, según estadísticas de 2011, las más recientes en la materia. Las separaciones crecen en el país mientras que los matrimonios disminuyen.  De las parejas que se divorciaron en 2011, el 25.7% estuvieron casadas cinco años o menos, 16.6% permanecieron unidas entre seis y nueve años, y más de la mitad, 57.7%, proviene de un matrimonio con una duración legal de 10 años o más. El censo nacional de 2014 reveló que se registraron poco más de 583 mil matrimonios, incluyendo uniones de personas del mismo sexo; mientras que divorcios en el mismo año llegó a la cifra de  108 mil, la cifra más alta registrada desde que el INEGI publica estadísticas en este rubro.  
La tendencia de divorcios en México ha ido creciendo en los últimos 25 años. Sin embargo, un divorcio no es sinónimo de fracaso, muchas veces es lo contrario, es la oportunidad de conocerte a ti misma y tus capacidades para salir de cualquier adversidad.  Es innegable que para las parejas que lo viven, puede tratarse de un proceso muy difícil. Además, cuando se toma la decisión de disolver el vínculo matrimonial, muchas dudas llegan. Es por eso que intentaremos guiaremos con respecto a todo lo que debes saber en torno a este proceso legal.  
Este breviario tiene como objetivo orientar a las mujeres  para que  puedan lograr un divorcio sin tantos errores, pues muchas veces desconocemos los conceptos y trámites más fundamentales que, en dado momento,  pueden acarrearnos muchos dolores de cabeza. Cada caso es distinto, con características diversas, por lo tanto, no pretendemos que esta guía aparezca como una referencia legal, ni tampoco queremos brindar consejos ni sustituir,  bajo ningún punto de vista,  la asesoría profesional de un abogado.  


Es una herramienta que contiene la información que toda mujer necesita saber, independientemente de que atraviese por un divorcio o no, ya que siempre es importante mantenerse documentada y actualizada. Además, nunca sabemos cuándo o quién podrá requerir este tipo de información.

El material se compone de 18 secciones, en la que cada una incluye  temáticas relevantes acerca del proceso de divorcio, desde la etapa inicial (cómo prepararnos),  y pasando por una serie de tópicos que, generalmente,  debemos resolver durante el proceso.  Por ejemplo:

* Recomendaciones para tomarlo con calma
* ¿Cómo protegernos?
* Los hijos, el aspecto emocional  y legal
* Los bienes, ¿cómo se repartirán?
* Cómo contar con un Abogado  honesto
* Tipos de divorcio en México (requisitos, procedimientos, tiempos)
*  La pensión
* Divorcio Express (aplicable en el D.F)
* Los juicios orales
* ¿Cómo actuar cuando la relación ha sido violenta?
*¿Dónde realizar el trámite?

.... Entre otros temas más que te servirán de apoyo y orientación.




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MUJER:


Nuestro objetivo es familiarizar a las mujeres con los trámites involucrados en un divorcio, los pasos que, generalmente, se siguen en este tipo de  procesos, así como ofrecer una breve sinopsis de los conceptos y términos que se escuchan durante el juicio de divorcio, con la idea de que pueda facilitar  la comunicación con el abogado que intervenga como representante legal. 

Esperamos que este documento sirva de guía a las mujeres, para que dirijan  sus acciones en beneficio de su estabilidad este emocional, económica y la de sus hijos., obteniendo un resultado justo durante  y, al final,  del proceso de divorcio.








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