Las mujeres y los hombres somos diferentes, y tenemos capacidades y necesidades distintas. Pero ser diferente no quiere decir ser inferior, ni siquiera cuando se piense ser más débil y vulnerable por causas ajenas a la voluntad (discapacidad, edad, género).
Cuando una persona daña a otra aprovechándose de que, debido a una diferencia, tiene un poder o un privilegio determinado, comete un abuso y puede estar incurriendo en un delito.
En nuestra sociedad existe una cultura discriminatoria de lo femenino, y con frecuencia los hombres-esposos, niños, jefes, abusan del poder que les da su fuerza o autoridad y causan daños patrimoniales, sicológicos o físicos a las mujeres que acuden a denunciar un delito o a demandar un derecho, a pesar de que nuestra Constitución dice expresamente que las mujeres y los hombres somos iguales ante la ley, la cual ha de proteger a la familia.
Las mujeres deben defender sus derechos, para lo cual, primero deben conocerlos y entenderlos.
Las mujeres merecen el respeto de su pareja, de sus hijos/as y de los demás miembros de la familia y de la sociedad. En la familia las mujeres han de ser respetadas, cuidadas y tomadas en cuenta de la misma manera que los varones.
Esto quiere decir que tienen derecho a:
- Tomar libremente decisiones que afecten su vida: sobre, por ejemplo, su trabajo, el número y el espaciamiento de sus hijos, sus estudios, el uso de su tiempo libre, sus amistades, etc.
- Tratar en paz los asuntos que interesen a ambos miembros de la pareja para procurar que las decisiones relativas a ellos sean tomadas de común acuerdo.
- Compartir equitativamente con su pareja las responsabilidades familiares como las que se refieren a la crianza de las y los hijos, a los gastos y los cuidados que éstos necesitan.
- Expresar sus opiniones y necesidades físicas, emocionales, intelectuales y sexuales, para que sean considerados igualmente importantes y satisfechas de la misma forma que las de su pareja.
- Ser respetadas física, sexual y sicológicamente: no ser humillada, ridiculizada o menospreciadas ni en público ni en la intimidad.
- Las mujeres deben defenderse de las agresiones y defender de ellas a sus hijos. Han de denunciar esas agresiones ante las autoridades y exigir a ellas protección y justicia.
Para ello las mujeres pueden:
- Demandar pensión alimenticia para ellas y sus hijos. Esta pensión también puede ser exigida cuando el padre no cumpla con la responsabilidad de darle sustento, aunque viva en el domicilio conyugal.
- Reclamar ante el juez civil el reconocimiento de la paternidad cuando el padre de un hijo se niegue a reconocerlo.
- Solicitar la entrega del 50% de los bienes que pertenezcan a la sociedad conyugal y de aquellos que garanticen la pensión alimenticia de las y los hijos menores de 18 años.
- Demandar la separación de bienes conyugales y disponer de su parte, aún cuando no demanden el divorcio.
- Pedir que se declare cual es el patrimonio familiar que no podrá enajenarse ni embargarse, aunque el esposo enajene sus bienes o sea embargado.
- Conservar la custodia de sus hijos menores de edad.
Por lo tanto, las mujeres tenemos derecho a:
- Recibir protección de la ley en igualdad de circunstancias que el hombre.
- Ser respetadas en nuestra dignidad y en la de nuestra familia.
- A que nadie nos maltrate ni con palabras ni con hechos, teniendo una vida libre de violencia pública y privada.
- A la salud, a estar y sentirse bien física y emocionalmente y a que se respete nuestra integridad física, psíquica y moral.
- Recibir una atención médica y asesoría para la planificación familiar, para poder decidir cuántos hijos queremos tener y con quién.
- A elegir o ser elegidas para ocupar cualquier puesto público, haciendo valer nuestros derechos civiles, públicos, económicos y culturales.
- A enterarnos de todo y a decidir libremente lo que pensamos.
- A exigir educación que no discrimine a las mujeres, a ser valoradas y elegir libremente una profesión y ocupación digna.
- Recibir igual pago por igual trabajo que el realizado por los hombres.
- A vivir en un medio saludable y a gozar de un sano esparcimiento y sana diversión.